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Ficha técnica

Título: Blanco nocturno | Autor: Ricardo Piglia | Editorial: Anagrama  | Colección: Narrativas hispánicas | Género: Novela | ISBN: 978-84-339-7215-6 | Páginas: 304 | PVP: 19,00 € | Publicación: Septiembre de 2010

Blanco nocturno

Ricardo Piglia

ANAGRAMA

Tony Durán, un extraño forastero, nacido en Puerto Rico, educado como un americano en Nueva Jersey, fue asesinado a comienzos de los años setenta en un pueblo de la provincia de Buenos Aires. Antes de morir, Tony ha sido el centro de la atención de todos, el admirado, vigilado, diferente pero también el fascinante. Había llegado siguiendo a las bellas hermanas Belladona, las gemelas Ada y Sofía, hijas de una de las principales familias del lugar. Las conoció en Atlantic City, y urdieron un feliz trío sexual y sentimental hasta que una de ellas, Sofía, «quizá la más débil o la más sensible», desertó del juego de los casinos y de los cuerpos. Y Tony Durán continuó con Ada, y la siguió cuando ella volvió a la Argentina, donde encontró su muerte.

A partir del crimen, esta novela policíaca muta, crece, y se transforma en un relato que se abre y anuda en arqueologías y dinastías familiares, que va y viene en una combinatoria de veloz novela de género y espléndida construcción literaria. El centro luminoso del libro, cuyo título remite a la cacería nocturna, es Luca Belladona, constructor de una fábrica fantasmal perdida en medio del campo que persigue con obstinación un proyecto demencial. La aparición de Emilio Renzi, el tradicional personaje de Piglia, le da a la historia una conclusión irónica y conmovedora.

Situada en el impasible paisaje de la llanura argentina, esta novela poblada de personajes memorables tiene una trama a la vez directa y compleja: traiciones y negociados, un falso culpable y un culpable verdadero, pasiones y trampas. Blanco nocturno narra la vida de un pueblo y el infierno de las relaciones familiares.

Jason Wilson escribió en The Independent: «Ricardo Piglia ocupa un lugar muy alto en la literatura. Ha heredado la desconfiada inteligencia de Borges, su incansable y gozosa exploración de la literatura, y su atracción por los oscuros bajos fondos. Las ficciones de Piglia son inventivas parábolas sobre las pesadillas recientes y pasadas de la historia de su país.»

Ahora, en esta extraordinaria novela, Ricardo Piglia se confirma, incontestablemente, como uno de los escritores mayores en lengua española de nuestro tiempo.

 

Primera parte
1
 
     Tony Durán era un aventurero y un jugador profesional y vio la oportunidad de ganar la apuesta máxima cuando tropezó con las hermanas Belladona. Fue un ménage à trois que escandalizó al pueblo y ocupó la atención general durante meses. Siempre aparecía con una de ellas en el restaurante del Hotel Plaza pero nadie podía saber cuál era la que estaba con él porque las gemelas eran tan iguales que tenían idéntica hasta la letra. Tony casi nunca se hacía ver con las dos al mismo tiempo, eso lo reservaba para la intimidad, y lo que más impresionaba a todo el mundo era pensar que las mellizas dormían juntas. No tanto que compartieran al hombre sino que se compartieran a sí mismas.
    
     Pronto las murmuraciones se transformaron en versiones y en conjeturas y ya nadie habló de otra cosa; en las casas o en el Club Social o en el almacén de los hermanos Madariaga se hacía circular la información a toda hora como si fueran los datos del tiempo.
 
     En ese pueblo, como en todos los pueblos de la provincia de Buenos Aires, había más novedades en un día que en cualquier gran ciudad en una semana y la diferencia entre las noticias de la región y las informaciones nacionales era tan abismal que los habitantes podían tener la ilusión de vivir una vida interesante. Durán había venido a enriquecer esa mitología y su figura alcanzó una altura legendaria mucho antes del momento de su muerte.
 
     Se podría hacer un diagrama con las idas y venidas de Tony por el pueblo, su deambular somnoliento por las veredas altas, sus caminatas hasta las cercanías de la fábrica abandonada y los campos desiertos. Pronto tuvo una percepción del orden y las jerarquías del lugar. Las viviendas y las casas se alzan claramente divididas en capas sociales, el territorio parece ordenado por un cartógrafo esnob. Los pobladores principales viven en lo alto de las lomas; después, en una franja de unas ocho cuadras está el llamado centro histórico con la plaza, la municipalidad, la iglesia, y  también la calle principal con los negocios y las casas de dos pisos; por fin, al otro lado de las vías del ferrocarril, están los barrios bajos donde muere y vive la mitad más oscura de la población.
 
     La popularidad de Tony y la envidia que suscitó entre los hombres podría haberlo llevado a cualquier lado, pero lo perdió el azar, que fue lo que en verdad lo trajo aquí. Era extraordinario ver a un mulato tan elegante en ese pueblo de vascos y de gauchos piamonteses, un hombre que hablaba con acento del Caribe pero parecía correntino o paraguayo, un forastero misterioso perdido en un lugar perdido de la pampa.
 
     -Siempre estaba contento -dijo Madariaga, y miró por el espejo a un hombre que se paseaba nervioso, con un rebenque en la mano, por el despacho de bebidas del almacén-. Y usted, comisario, ¿se toma una ginebrita?
 
     -Una grapa, en todo caso, pero no tomo cuando estoy de servicio -contestó el comisario Croce.
 
     Alto, de edad indefinida y cara colorada, de bigote gris y pelo gris, Croce masticaba pensativo un cigarro Avanti mientras caminaba de un lado al otro, pegando con el rebenque contra la patas de las sillas, como si estuviera espantando sus propios pensamientos, que gateaban por el piso.
 
     -Cómo puede ser que nadie lo haya visto a Durán ese día -dijo, y los que estaban ahí lo miraron callados y culpables.
 
     Después dijo que él sabía que todos sabían pero nadie hablaba y que andaban pensando macanas por el gusto de buscarle cinco patas al gato.
 
     -De dónde habrá salido ese dicho -dijo, y se detuvo intrigado a pensar y se extravió en el zigzag de sus ideas, que se prendían y se apagaban como bichos de luz en la noche. Sonrió y empezó a pasearse de nuevo por el salón-. Igual que Tony -dijo, y recordó una vez más su historia-. Un yanqui que no parecía yanqui pero era un yanqui.

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Ricardo Piglia

Ricardo Piglia (Adrogué, 1941-Buenos Aires, 2017) es unánimemente considerado un clásico de la literatu­ra actual en lengua española. Publicó en Anagrama sus cinco novelas, Respiración artificial, La ciudad ausente, Plata quemada (llevada al cine por Marcelo Piñeyro; Premio Planeta Argentina), Blanco noctur­no (Premio de la Crítica, Premio Rómulo Gallegos, Premio Internacional de Novela Dashiell Hammett y Premio Casa de las Américas de Narrativa José Ma­ría Arguedas) y El camino de Ida; los cuentos de La invasión, Nombre falso, Prisión perpetua y Los casos del comisario Croce; y los textos de Formas breves (Premio Bartolomé March a la Crítica), Crítica y fic­ción, El último lector Antología personal, que pue­den ser leídos como los primeros ensayos y tentati­vas de una autobiografía futura, que cristaliza en Los diarios de Emilio Renzi, divididos en tres volúmenes. Piglia fue galardonado también con el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, el José Donoso, el Iberoamericano de Narrativa Ma­nuel Rojas, el Konex y el Formentor de las Letras. La acogida crítica de este autor en España fue realmen­te excepcional: «Espectacular desembarco» (Ignacio Echevarría, El País); «Una de las cabezas más lúcidas del actual panorama latino hispanoamericano, no solo argentino» (Joaquín Marco, El Mundo); «Hay pocos escritores necesarios que estén demostrando, hoy día, la vitalidad de sus propuestas intelectuales» (Jordi Carrión, Avui); «Ricardo Piglia, el clásico re­belde» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia).

Obras asociadas
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