Ficha técnica
Título: Barullo (un libro dodecafónico) | Autor: Rodrigo García | Ilustración: David Shrigley | Editorial: La uÑa RoTa | Colección: Libros Robados | Formato: 13,5×23 | Páginas: 278 | ISBN: 978-84-95291-34-9 | Precio: 17 euros
Barullo
Rodrigo García
Seis años después de la publicación de Cenizas escogidas (Obras 1986-2009), de la que acaba de salir la tercera edición, presentamos el nuevo y esperado libro de Rodrigo García.
Barullo, un libro dodecafónico, reúne las últimas obras, que según el autor, «vivieron y ardieron en el teatro» entre 2009 y 2015: Muerte y reencarnación en un cowboy, la polémica Gólgota Picnic y la reciente Daisy; seguidas por un explosivo cóctel de textos, concebidos en diferentes épocas y hasta ahora dispersos, con los que Rodrigo García sigue poniendo en movimiento ciertas vivencias, pensamientos e interrogaciones.
Así, por ejemplo, El mensajero de Asturias es una acerada crítica a la creciente censura que sufre el arte y la literatura en Occidente, y de la que sus obras a menudo son objeto; Stefano Scodanibbio, un conmovedor homenaje que dedica a su amigo, conocido contrabajista y compositor, fallecido en 2012, o La selva es joven y está llena de vida, que escribió para cuestionar su propio estilo y al cabo, como reconoce el autor, ganarse aún más detractores. Sin olvidar, entre otros escritos aquí incluidos, el ya mítico Protegedme de lo que deseo, de 1997, un texto perdido y, por fortuna, recién recuperado.
Rodrigo García, escritor desobediente, agudo observador y antropólogo del tedio contemporáneo, yuxtapone las fronteras entre géneros y, pieza a pieza, sin autocensura, compone una suerte de comedia humana que nos recuerda una vez más que la vida sigue siendo un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia…
«Rodrigo García observa intensamente cómo vivimos y se mantiene alerta, esforzándose en darse la libertad de enseñarlo todo y hablar de todo… Una bomba de tiempo cuyos efectos no se calculan.» Philippe Macasdar, director del teatro Saint-Gervais de Ginebra.
NOTA DEL AUTOR
Protegedme de lo que deseo
Recuperamos este texto perdido, del año 1997, gracias a que mi amigo y editor Antonio Fernández Lera en colaboración con Isabel Albertus lo transcribieron a partir de una grabación en vídeo de la obra en la sala Cuarta Pared de Madrid.
Es evidente la influencia de Thomas Bernhard; sin su lectura, yo no habría dado por aquel entonces con el estilo.
También es notorio el parentesco de esta obra con algún trabajo tardío de William Gaddis, que sin embargo leí -mal que me pese- dos lustros más tarde de concluida y estrenada Protegedme de lo que deseo.
A propósito de Gaddis: declaró sentirse deudor del novelista y dramaturgo austríaco. Yo me atrevo a decir que no le debe nada. A mi entender, Gaddis bebe de las fuentes de un escritor que estoy convencido había pasado por alto: el Samuel Beckett de la trilogía (Malone muere, El innombrable, Molloy) y no del autor de El frío y de Trastorno.
De ahí que me complazca creer en el azar y la idea platónica de que nacemos sabiendo todo, que la vida consiste en barajar trampeando recuerdos y olvidos.
Me he cuidado de publicar de nuevo (hay algún libro de la década de los 90 afortunadamente perdido) obras de juventud porque al releerlas con la distancia de los años sí que las he reconocido mímesis de autores que por aquel entonces me encandilaban.
El caso de Protegedme de lo que deseo es diferente. Es cierto que no posee un estilo propio, más se entrevé una voz privada, una primera persona que no puede ser otra y cierta corriente eléctrica que imprime a la pieza su música particular. Si tuviese que inventarme un referente para Protegedme de lo que deseo, me inclinaría por Aullido, de Allen Ginsberg. Su ferocidad rítmica me fascinó siempre.