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Watching the Watchmen

Por 11 de marzo de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Marcelo Figueras

Respecto de Watchmen… No, queridos Mayté y Sebastián: no es que me haya parecido mala. Ya me dirán qué les ocurre a ustedes, pero cuando finalmente veo una película a la que esperado mucho –y todavía más si está basada en un relato que amo- suelen pasarme cosas raras.
    La primera visión suele ser tensa, contracturada. Es un trámite inevitable por el que debo pasar, para dejar de contrastar el film objetivo con la versión que anticipé en mi cabeza. La segunda visión, por eso mismo, es habitualmente la mejor. Siempre me acuerdo de haber visto el Dracula de Coppola en Nueva York, el día de su estreno, en la primera función del mediodía. Entré con toda la expectativa del mundo y salí frustrado. Era inevitable: me la pasé comparando el film con los preconceptos que habían entrado a la sala conmigo.
    Cuando la vi por segunda vez, ya de regreso en la Argentina, juzgué a la película no en mis términos, sino en los suyos. Y en vez de resistirme como antes, me dejé llevar por la narración. Durante la secuencia en que Coppola, maestro del montaje paralelo, mezcla el casamiento de Mina con el ataque de Drácula sobre Lucy, estuve a punto de pararme en el cine y dirigir los elementos con los brazos como si fuese Leonard Bernstein. ¡Sencillamente orgásmico!
    Pero aún no vi Watchmen por segunda vez.
    Por el momento sólo puedo dar impresiones sueltas. Decir que muchas secuencias me encantaron, y que aun así me dejaron girando sobre mi eje como un trompo, preguntándome si me gustaban sólo por su parecido con la historieta original y si en ese caso no debería demandarles algo más que la fiel recreación. Tengo claro que vi Watchmen –el film- comparándolo constantemente con Watchmen –el libro-, y por ende me cuesta mucho imaginarme qué leerá en la pantalla, qué sentirá y qué entenderá la gente que no conoce la historieta original de Alan Moore y Dave Gibbons.
    Déjenme decir, en esta instancia, que concuerdo con la opinión que el comediante Patton Oswalt –a quien por aquí recordamos como la voz del protagonista de Ratatouille– expresó en su blog: el director Zach Snyder merece que nos saquemos el sombrero, porque en lugar de trabajar para la tribuna y conformar a la masa de modo demagógico levantó la apuesta, sin negociar sus principios artísticos. El esfuerzo que se tomó para honrar Watchmen como si fuese –de hecho lo es- una obra de arte preciosa, honra a Snyder del mismo modo: además del film en sí mismo dirigió la adaptación animada de Marooned y el ‘documental’ Under the Hood, materiales de los que podría haber prescindido y sin embargo defendió –y que espero ver, dicho sea de paso, cuando salga una edición en DVD con corte del autor y todos los extras.
    Después del éxito de 300, Snyder podría haber filmado 600. Y sin embargo decidió ponerse a la altura de sus más grandes ambiciones. Podrán decirse muchas cosas de Watchmen, pero nadie podrá discutir el hecho de que es una obra ambiciosa, compleja, oscura, violenta, desafiante y monumental –como la historieta de Alan Moore.
    Aun en el peor de los casos, la suerte de Snyder no estará por debajo de la Leónidas, el protagonista de 300: si la suya es una derrota, se trata incuestionablemente de una derrota gloriosa –de esas que hacen historia.  
    Espero ver Watchmen por segunda vez en el IMAX.

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Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

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