Skip to main content
Blogs de autor

Re: Salinger (Postscriptum)

Por 29 de enero de 2010 Sin comentarios

Marcelo Figueras

Revisando la edición online del New Yorker, que a lo largo de su historia publicó algunos de los relatos más memorables de Salinger (desde A Perfect Day for Bananafish hasta For Esmé –with Love and Squalor, aunque –también memorablemente- los editores se negaron en su momento a publicar allí un extracto de The Catcher in the Rye), me encontré con algunos tributos que vale la pena mencionar.

Louis Menand analiza el legado de Catcher, no tanto como libro en sí mismo sino como artefacto cultural, y no tarda mucho en asociar la sombra que Holden Caulfield sigue proyectando sobre nosotros con su antecesora, la sombra de Hamlet. (¿O acaso no es Holden una versión teenager del Príncipe de Dinamarca, igualmente marcada por una pérdida traumática?)

A. M. Homes arranca diciendo: “Siento como si se hubiese muerto mi papá”. Y a continuación detalla las circunstancias en que leyó algunos de los relatos de Salinger, porque eso es lo que generan: como sólo ocurre en contadísimos casos, uno no olvida la circunstancia en que los leyó y el extraño estado de ánimo que nos indujeron. Sobre el final, confluye con mi propio estupor ante la noticia y sostiene que las palabras de Salinger forman ya parte de “nuestro ADN –todos somos sus personajes, somos todos Holden Caulfield, Seymour Glass, y la familia Glass completa”.

         Joshua Ferris recuerda la taxonomía que Nabokov creó para describir todo aquello que un gran escritor debe ser: “Storyteller, teacher, enchanter”. Narrador, maestro, hechicero. Salinger, por supuesto, reunía las tres características con la mayor de las naturalidades.

         Quizás el más entrañable de los tributos sea aquel del cineasta Wes Anderson, cuya obra (nunca de modo más manifiesto que en The Royal Tenenbaums) le debe tanto a Salinger. Todo lo que Anderson hace es citar un relato de F. Scott Fitzgerald llamado The Freshest Boy. Traduzco atolondradamente: “El contribuyó con los hechos que terminaron salvando a otro muchacho del ejército de los amargados, los egoístas, los neurasténicos y los infelices…”

         Yo querría volver a citar aquí unas frases que Seymour Glass le escribe a su hermano Buddy, presentándole los parámetros a que debe atenerse si quiere ser un escritor de verdad: “¿Habían salido la mayoría de tus estrellas? ¿Te ocupaste de escribir con todo tu corazón?” Se me ocurre que no puede decirse nada mejor de un artista que lo siguiente: estuvo a la altura de lo que pretendía de sí mismo. Y este, sin ir más lejos, es el caso.

         Aprovecho aquí para agradecerle a Christian Rodríguez. Yo me enteré ayer de la muerte de Salinger mediante Karina Micheletto de Página 12, que llamó para pedirme el texto que publicaron hoy e hizo de heraldo negro sin quererlo. Esta mañana encontré un mail de Christian que había ido a parar al buzón de spam. Todo lo que el texto decía era lo siguiente: “Murió Salinger”. Imagino que entendió que no había más que agregar, más allá del abrazo con que cerraba el mensaje; un gesto físico de esos que producimos en la certeza de que el abrazado perdió a alguien muy querido.

         Para qué engañarse: yo me siento un poco como A. M. Homes.

profile avatar

Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

Obras asociadas
Close Menu