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Michael Mann: una apreciación (6)

Por 12 de agosto de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Marcelo Figueras

El domingo, mientras todas estas ideas en torno de Michael Mann daban vueltas en mi cabeza, A. O. Scott publicó un artículo en el New York Times al que tituló ‘Open Wide: Spoon-Fed Cinema’ (lo traduciré libremente como "Gran Estreno: Cine Papilla”), que de algún modo describe a la perfección el mundo donde el director de Public Enemies está haciendo cine.
    Scott evalúa el verano cinematográfico de USA (que en términos creativos y comerciales ya está virtualmente cerrado) y sostiene que nada lo sintetiza mejor que una imagen de Funny People de Judd Apatow donde se ve la cabeza de Adam Sandler superpuesta al cuerpo de un niño. ‘No concibo representación más incisiva de la imagen que Hollywood tiene de sí mismo, ni tampoco espejo más verdadero, más condenatorio para la audiencia”, dice Scott. “Pequeños paquetes berreantes e incontinentes, con mentes y bocas sucias –eso es en buena medida lo que los estudios piensan de nosotros”.
    “¿Qué clase de persona demanda constantemente algo nuevo y al mismo tiempo la misma cosa? Un niño, por supuesto”, reflexiona. “Los niños demandan sin cesar, es cierto; pero al mismo tiempo se los satisface con facilidad, y esta combinación de apetito y docilidad los convierte en el público ideal. Pero como el número de niños literales es limitado, tanto como sus ingresos y su capacidad de prestar atención, Hollywood tiene que encontrar nuevos. Y así es que los estudios han lanzado, con vigor e intensidad crecientes, un programa de infantilización masiva… Los juguetes, comics y personajes de ficción reconocibles son una apuesta más segura que las estrellas o directores conocidos –y más fáciles de controlar”.
    Los números son clarísimos, aunque en último término resulten engañosos. En el verano de USA, nada ha triunfado económicamente que no esté asociado a juguetes, comics o una franquicia probada como Harry Potter.     
    “Wolverine, el Capitán Kirk, Harry Potter, la fábrica de juguetes Hasbro —estas marcas, estos recursos de merchandising llevan chicos a los cines. Pero a los ejemplos de The Taking of Pelham 1 2 3, Public Enemies y quizás Funny People se los usa para decir que artistas como Denzel Washington, John Travolta, Michael Mann, Johnny Depp y Judd Apatow no ofrecen las mismas garantías. No importa que Public Enemies haya funcionado bien después de un arranque lento en la taquilla… La opinión pública siempre está contenta a la hora de ignorar esos matices”.
    Lo que Scott sugiere es que el estado de cosas no sólo es malo para la audiencia pensante, aquella que no prefiere comer papilla –esto es, comida predigerida. También es malísimo para los artistas, que se ven obligados a comparar sus obras con, por ejemplo, G.I. Joe: The Rise of Cobra, que el crítico de la Rolling Stone Peter Travers definió como “una estupidez de dimensiones galácticas, tan incoherente como impiadosa”… y que ya recaudó más de 55 millones de dólares en una semana.
    Las lecciones que se extraen de la lectura interesada de estas recaudaciones, dice Scott, “sirven convenientemente para reforzar un statu quo que limita cada vez más el riesgo, la originalidad y la inteligencia”.
    El ejemplo de Transformers: Revenge of the Fallen, sugiere, es elocuente. Según Scott, se trata de una película que “elimina toda posibilidad de reflexión y desactiva toda respuesta inteligente. Lo más interesante del film –más allá de los modelitos de Megan Fox, presumo- es que ya ganó casi 400 millones de dólares tan sólo en nuestro país”.
    Paradójicamente, la única película del verano del Hemisferio Norte que triunfó a pesar de tratar temas genuinamente adultos es, según Scott, Up, o sea la última de Pixar. “Trata sobre la pérdida, la frustración, la decepción… Si ustedes quieren hacer una película madura para público maduro, asegúrense de que sea de animación”.
    Quizás sea un consejo al que Michael Mann debería atender. Le ha tocado hacer cine en un momento muy poco agraciado. ¿Qué habría sido de John Ford o de Alfred Hitchcock si se los hubiese sometido a las demandas del ‘programa de infantilización masiva’ del que habla Scott? El hecho de que el cine de USA de hoy no llegue a la media docena de directores de gran nivel –además de Mann están Fincher, Paul Thomas Anderson y… um…- no es atribuible a la fatalidad, sino a la dificultad que los artistas de verdad encuentran para desarrollarse en semejante (nunca mejor dicho) mercado.
    Pero como no lo veo dirigiendo dibujitos animados, me limitaré a decir lo que estimo son sus verdaderas opciones. Puede seguir privilegiando la senda Melvin Purvis, como se le ha notado tanto en Public Enemies –que en este caso significaría decidirse a meter gente en los cines (casi) a cualquier precio, para no perder su trabajo a manos de, ugh, ¿Michael Bay?-, o emular al antihéroe Dillinger, lo cual entrañaría darle la espalda a la corporación hollywoodense y hacer lo que quiere y como quiere. En el peor de los casos moriría con la gloria que, hasta ahora, a Mann se le ha escapado siempre por un pelo.

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Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

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