
Eder. Óleo de Irene Gracia
Marcelo Figueras
Tal como está la tecnología, resulta más fácil estar au jour en materia de series (¡nada más simple que verlas vía internet!) que de cine o de literatura. Con esto quiero decir que cualquiera de ustedes está en condiciones de certificar cuán equivocado o no estoy al recomendar los siguientes títulos como los mejores de 2008 en materia de TV.
Pushing Daisies. Lo digo con tristeza, puesto que la cadena ABC la levantó al cabo de tan sólo dos temporadas. Pero aun así, el ‘cuento de hadas forense’ creado por Bryan Fuller seguirá siendo testimonio de que, en materia de creatividad y de imaginación, la TV está muy lejos de haber tocado su techo. Ah, si tan sólo el gran público acompañase en la aventura…
Breaking Bad. La metamorfosis de Walter White (Bryan Cranston) de docente nerd a fabricante de metadona (¿quién no se haría criminal si le diagnosticasen cáncer terminal en plena juventud y con mujer embarazada?) es ma-gis-tral.
Dexter. Nuestro asesino serial más adorable. interpretado por Michael C. Hall (Six Feet Under). Otra muestra de la afición de las series a romper tabúes y a hacernos considerar el punto de vista de los personajes más impresentables.
Weeds. Actualmente por su cuarta temporada, sigue siendo una de las comedias más iconoclastas de la TV. ¿Una madre viuda que se convierte en dealer con tal de no bajar su estilo de vida? Weeds es la comedia para tiempos de crisis por antonomasia, y por ende resulta más actual que nunca. Por lo demás, su familia -sus hijos Silas y Shane, su cuñado Andy- no sólo es la más disfuncional de la TV: también es la más divertida.
Mad Men. Publicistas top a comienzos de los 60: cuando todos fumaban, se bebía en la oficina, el sexo no había oído hablar del sida… y el mundo conocido estaba a punto de derrumbarse para siempre. Sátira social filosa -y oportunísima.
Y finalmente, la campeona indiscutida:
The Wire. La serie de HBO creada por David Simon llegó a su fin con una quinta temporada que hizo honor a los laureles ya acumulados. Tan perturbadora como lírica, y tan profunda como entretenida, la serie marcó un non plus ultra a los creadores de todas partes: de aquí en más, The Wire es el listón a superar cada vez que nos digamos que queremos ser los mejores narradores del mundo.