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La música del desprecio

Por 4 de julio de 2007 Sin comentarios

Marcelo Figueras

Esta historia, que escribo en el mítico bar El Cairo, me la refirió Silvina Ross, de la igualmente mítica Librería Ross de la ciudad de Rosario.

Corre 1978, y la Argentina está en vilo en plena realización del Mundial de Fútbol. La posibilidad de seguir en carrera depende de que nuestra selección golee a la peruana en Rosario. Con el tiempo circularán historias que dirán que el partido fue comprado, pero por entonces ignoramos esos tejes y manejes y nos limitamos a sufrir, en anticipación del partido fatídico.

Pero hay gente a quien le preocupa algo más que nuestro destino futbolístico. Por Rosario y sus inmediaciones circula un rumor: hay que ir al estadio, pero no para ver el partido –no sólo para eso, al menos-, sino para aprovechar la presencia de Jorge Rafael Videla, el dictador, que acudirá también con la intención de darse un baño de masas.

La escena ocurre al fin. El estadio está repleto. La voz que resuena en los parlantes anuncia la presencia de Videla, en su carácter de Presidente de facto de la República Argentina. Y en ese preciso instante, aquellos que habían participado del rumor y también aquellos que vieron aparecer la oportunidad y no dudaron, unieron sus gargantas en una única, monumental, inolvidable rechifla.

El mundo nunca se enteró, como tampoco el resto de los argentinos. Algún obsecuente habrá bajado el sonido de la transmisión oficial, privándonos del conocimiento de lo que ocurría. Aun así, casi 30 años después, al oír la historia siento regocijo. Me imagino que al menos por un instante, el cruel y engreído Videla dejó de oír las loas de genuflexos y temerosos a las que estaba habituado, para enfrentarse con el sentimiento que millones albergaban en su pecho, aun cuando no tuviesen voz: la música del desprecio debido a los genocidas.

En aquel momento, sin siquiera saberlo, fuimos todos rosarinos.

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Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

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