
Eder. Óleo de Irene Gracia
Marcelo Figueras
Durante la presentación de su nueva novela, Lejos de Berlín, Juan Terranova desgranó una lista con las cosas que le gustan y no del género policial al que, aunque más no sea por pertenencia a la colección Negro Absoluto que dirige Juan Sasturain, su libro debería adscribir.
"No me gusta la parte policial, prefiero la parte negra", dice de arranque, con el ánimo terrorista de siempre. "No me gusta el clásico relato donde un detective combate a la mafia mientras fornica con una mujer rubia que oscila entre la prostitución y la santidad. No me gusta la tan venerada ‘tradición del policial’. Entiendo su valor relativo. Pero no me interesa mucho Hammett. Ni Chandler. Ni Humphrey Bogart. Ni la combinación del piloto de lluvia y la mirada cansina. (O me interesa tanto como la figura esbelta de Quijote y la gruesa de Sancho Panza.) No me gustan las Variaciones en rojo de Rodolfo Walsh, un libro donde el asesino casi siempre es un gordo que juega a la pelota paleta en la playa. No me gusta la nostalgia del género. No me gustan esos policiales que quieren ser ‘negros’ y son ‘blancos’ con un detective que lee a Neruda y que finalmente descubre que el terrorismo de estado en Latinoamérica fue algo malo. No me gusta cuando se usa el tema de los desaparecidos. (A menos que tenga un torturador de la ESMA como detective, un torturador que mientras le mete máquina a un preso clandestino elabora una larga teoría política sobre el ser nacional.) Y sobre todo, no me gusta ‘el periodista roto pero noble, alcohólico pero honesto, cocainómano pero nunca paranoico ni mucho menos golpeador de mujeres’. No me gusta porque los periodistas no son nobles".
Después viene la parte de la lista con las cosas que sí le gustan del género. "Me gusta la hiper-violencia", dice. "No sé por qué. Me gustan los cruces con la política de alto y bajo estamento. Me gustan las escenas de sexo animaloide. Me gusta Jake Arnott que en su novela Crímenes a largo plazo construyó un matón homosexual, anti-comunista, anti-laborista y ultra violento que en un momento droga a un Lord de la Cámara Alta Británica y le saca fotos con el pito de un efebo en la boca. Me gusta New York Graphic de Adam Lloyd Baker, porque el protagonista es un fotógrafo freelance en una ciudad infestada de ratas. Me gusta El sindicato de Policía Yiddish de Michael Chabon, porque cuenta la historia de cómo los judíos colonizaron Alaska y de cómo la violencia es parte del pueblo judío. Me gusta lo que escribe Leonardo Oyola, porque es probable que él sea el que escriba los mejores policiales de mi generación".
Acabo de leer Lejos de Berlín.