
Eder. Óleo de Irene Gracia
Marcelo Figueras
Star Trek es tan liviana como una pompa de jabón –así de encantadora, y así de intrascendente.
Nunca fui fan de la serie original, y por ende no me aproximé jamás a sus múltiples derivados. A pesar de que siempre me gustó la ciencia ficción, creo que la encontraba un tanto ridícula. (Mi problema esencial es William Shatner, el James T. Kirk original, que para mí encarna un frontera que no puedo ni quiero trascender: suelo huir de cualquier serie o película que lo cuente en su elenco.) Pero como buen fan de Lost, apuesto a cualquier cosa que lleve las firmas de J. J. Abrams (director) y de Damon Lindelof (productor). Así que allí fui, dispuesto a no reírme cuando Spock alzase la mano para decir –inevitable- su saludo de siempre: Long live and prosper!
La pasé bien. Quiero decir, no me creí una sola de las situaciones dramáticas ni tampoco disfruté de las batallas (Abrams debe haber ido a la misma escuela de dirección de Christopher Nolan, donde les enseñaron que las buenas peleas son aquellas en las que no se ve nada) pero los efectos son convicentes y los tramos de comedia –en manos del Kirk de Chris Pine, del McCoy de Karl Urban y del Scotty de Simon Pegg- funcionan.
Para ser sincero, coincido en parte con lo que dice Anthony Lane en el último número del New Yorker: ‘(Abrams) es más un re-creador que un creador, dedicado a relanzar viejos mitos… Es el perfecto dispensador de ficciones para una generación tan hastiada que nada reclama más que un narrador que –con personalidad artística o sin ella, y más allá de cualquier necesidad de provocar nuestros pensamientos o perturbar nuestros sueños- nunca parece hastiado’.
¿No tienen ustedes la sensación de que, más allá de Lost, Abrams no ha creado nada verdaderamente duradero? Ni Alias ni Cloverfield ni la tercera Misión Imposible son otra cosa que entretenidas y competentes. Resulta tentador pensar en este hombre como una suerte de Spielberg manqué, versión menor del Hombre Espectáculo por antonomasia que como Abrams salta de género en género, pero al menos produce obras maestras como Jaws, Encuentros cercanos o El imperio del sol.
Yo espero más de J. J. Abrams. Pero tal vez el equivocado sea yo.