Lluís Bassets
Hay una pornografía de la palabra: exhibe las fobias, el derecho a exagerar, a manipular y a mentir, la ridiculización del adversario e incluso el derecho al insulto y a la difamación, y lo reivindica como una libertad individual irrenunciable.
Escribir contra la corrección política es como discutir a gritos en el bar de la esquina, o en una tertulia de Tele 5, pero sin salir de casa ni ir al estudio.
No confundir lo que pasa por su cabeza con ideas o con pensamiento. Sobre todo cuando lo exhibe con el mismo gusto y desparpajo con que se desnudan las streapers.