Lluís Bassets
El antiprogre tiene una especial fijación con lo políticamente incorrecto. Es su repertorio juvenil invertido, de forma que lo desenfunda y lo utiliza con el mismo desparpajo con que echaba mano de los tópicos de la corrección política.
Si los políticamente correctos pretenden salvar almas a través del lenguaje, el deslenguado antiprogre hace lo mismo pero al revés: quiere condenarlas.
También adquiere así licencia lingüística para matar. Se siente autorizado a utilizar como proyectil cualquier prejuicio, generalización, simplificación o tópico.