Lluís Bassets
Muy mal lo tiene en cuestiones de costumbres e igualdad de derechos. El cuerpo –su propia desvergüenza– le pide soltarse, pero todavía tiene una reserva de sensatez que le retiene.
Quisiera atacar a las feministas sin ser antifeminista, a los homosexuales sin ser homófobo y a los musulmanes sin practicar la islamofobia. De ahí que se apunte a una corrección política para sí mismo: rechaza por incorrectas todas las denominaciones de sus ideas infames.
Vive personalmente esta contorsión: al final él también tiene una amiga feminista, otro homosexual e incluso un musulmán a los que perdona la vida durante el instante de una charleta.