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Desgracias holandesas

Por 6 de octubre de 2010 Sin comentarios

Lluís Bassets

Depender de la extrema derecha para gobernar y legislar o limitar la libertad de expresión, alegando el respeto a las creencias religiosas de una parte de los ciudadanos, son las dos desgracias que se ciernen sobre la sociedad holandesa de la mano de Geert Wilders y de su Partido de la Democracia. Entre ambas amenazas se tejen las contradicciones de una sociedad hasta hace pocos años estable y feliz y sus dificultades para adaptarse a la inmigración y en el fondo al futuro. Debemos prestarles atención porque la siempre liberal y tolerante Holanda actúa ahora como un laboratorio europeo y hay que reconocer que los experimentos hasta ahora realizados no son precisamente alentadores.

Es, en efecto, una desgracia que un Gobierno formado por partidos democráticos y civilizados tenga que mantenerse vivo gracias al apoyo de un partido que se define fundamentalmente en contra de la inmigración y en contra de una religión, el islam, a la que considera peligrosa y destructiva. Pero también es otra desgracia que pueda ser castigado como un delito expresar puntos de vista contra el islam o considerarlo una religión peligrosa y destructiva, como muchos otros piensan de otras religiones o incluso de cualquier religión.
La suma de ambas desgracias es lo más alarmante y lo que constituye la fortaleza de Wilders. Una sociedad que no tiene rebozo en admitir como gobernante a un racista o un xenófobo y a la vez rechaza el derecho a la blasfemia se dirige directamente hacia un conflicto incontrolable que no se resuelve a favor de ninguno de los dos términos contradictorios, sino en contra de todos ellos. La lógica conduciría a deducir que quien está en el parlamento y en la mayoría de Gobierno por sus opiniones no debería ser imputado por sostenerlas. Y a la inversa, quien es procesado por las opiniones que le han llevado al parlamento no debiera ni siquiera contar entre quienes forman mayorías. Pero la lógica democrática debería excluir una cosa y la otra: que el gobierno tuviera apoyos indeseables y que los tribunales procedan contra quien se ha limitado a expresar libremente sus puntos de vista en una sociedad libre.

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Lluís Bassets

Lluís Bassets (Barcelona 1950) es periodista y ha ejercido la mayor parte de su vida profesional en el diario El País. Trabajó también en periódicos barceloneses, como Tele/eXpres y Diario de Barcelona, y en el semanario en lengua catalana El Món, que fundó y dirigió. Ha sido corresponsal en París y Bruselas y director de la edición catalana de El País. Actualmente es director adjunto al cargo de las páginas de Opinión de la misma publicación. Escribe una columna semanal en las páginas de Internacional y diariamente en el blog que mantiene abierto en el portal digital elpais.com.  

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