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Conduciendo en la oscuridad

Por 25 de enero de 2012 Sin comentarios

Lluís Bassets

¿Por qué nos equivocamos tanto? ¿Cómo es posible que contando con tantos y tan sofisticados instrumentos de conocimiento y de predicción sigamos equivocándonos de forma tan extraordinaria a la hora de prever y resolver las crisis económicas, sociales o políticas? La reunión anual de Davos que hoy empieza es una buena ocasión para formularse estas preguntas. Al Foro Económico Mundial se deben sin duda muchos méritos, pero es bien claro que este seminario anual de sabios, poderosos y ricos ha venido fabricando regularmente una de las mayores colecciones de errores y desaciertos del mundo.

Ahora mismo se cumplen cuatro años de predicciones erróneas sobre la salida de la crisis, prácticamente desde enero de 2009, cuando el hundimiento de la banca de Wall Street acababa de suceder apenas tres meses antes, pero el optimismo antropológico propio de la época, que no era exclusiva de Zapatero, llevaba a pensar a la mayoría que la recuperación sería rápida y que la acción concertada del G20 conseguiría estimular las economías y regresar rápidamente a la normalidad de siempre.
No ha sido así. La frivolidad ha dado paso ahora a la más negra de las depresiones. El Índice de Confianza Global que da a conocer el Foro de Davos en los días previos a la reunión no puede ser más truculento. El 54 por ciento de los 1.200 expertos de todo el mundo consultados esperan que en los próximos 12 meses se producirán trastornos geopolíticos serios en el mundo, entre las que se cuenta la eventualidad de la quiebra de algunos de los Estados actualmente en apuros financieros. Un 60 por ciento de los consultados señalan su falta de confianza en la gobernanza global y en los liderazgos.
Conduciendo a oscuras es el título de un estudio, publicado por el Center for a New American Security, uno de los más destacados think tank estadounidenses sobre temas de seguridad y defensa. Su autor y presidente de la institución, Richard Danzig, ha reflexionado sobre la dificultad de prever el futuro en cuestiones militares, pero las ideas que ha destilado valen perfectamente para la política y para la economía y permiten comprender por qué nos equivocamos tanto.
Según Danzig, predecir, intentar preparar el futuro, es una actividad inherente al ser humano, aunque sea origen de numerosas frustraciones. En efecto, las exigencias de predicción que se nos imponen o nos imponemos son superiores a cualquiera de nuestras capacidades. Y a pesar de todos nuestros esfuerzos, el largo plazo es totalmente impredecible. Finalmente, la planificación y la preparación, siempre necesarias, no nos van a ahorrar el fracaso predictivo.
Estos eran principios descriptivos, pero Danzig también propone otros normativos. Hay que prepararse para tomar decisiones con gran rapidez, pero a la vez para saber posponer algunas decisiones que requieren precisamente la menor improvisación. Hay que agilizar la producción de procesos, es decir, la capacidad de cambiar de modelos rápidamente. La capacidad de adaptación y de resistencia se convierten en primordiales. Preocupados como estamos en un largo plazo que no podemos prever, debemos trabajar bien el corto plazo, de forma que podamos ir cambiando en función de sus modificaciones. La diversidad y la competencia nos proporcionan experiencia y suministran las pruebas acierto/error a toda velocidad.
Danzig está pensando en técnicas y tecnología militar, en armas, submarinos y blindados, pero puede servir también para ideas políticas y económicas. El siglo XXI probablemente es más impredecible que los siglos anteriores, aunque tenemos los mejores instrumentos de predicción científica de la historia, también en las ciencias sociales. Sucede por causa de la aceleración, la proliferación y la diversificación tecnológica y también por la globalización económica. Son tiempos eléctricos e instantáneos, de procesos ultrarrápidos, en los que la comprensión intelectual y la posterior decisión política siempre llegan cuando todo está ya jugado. Tenemos que estar preparados a no estar preparados, a saber improvisar, nos dice Danzig. A saber conducir a ciegas en la oscuridad.
 

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Lluís Bassets

Lluís Bassets (Barcelona 1950) es periodista y ha ejercido la mayor parte de su vida profesional en el diario El País. Trabajó también en periódicos barceloneses, como Tele/eXpres y Diario de Barcelona, y en el semanario en lengua catalana El Món, que fundó y dirigió. Ha sido corresponsal en París y Bruselas y director de la edición catalana de El País. Actualmente es director adjunto al cargo de las páginas de Opinión de la misma publicación. Escribe una columna semanal en las páginas de Internacional y diariamente en el blog que mantiene abierto en el portal digital elpais.com.  

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