Julio Ortega
1. Genealogía crítica
Tesoro de Covarrubias, 1611: Primera definición
CORROMPER, del verbo Latino corrumpo, contamino, vitio, destruo. Corromper las buenas costumbres, estragarlas. Corromper los juezes, cohecharlos. Corromper los licores, estragarse, y ellos suelen corromperse. Corromperse las carnes, dañarse. Corromperse uno, es desmayar, yéndose de cámaras. Corromper las letras, falsearlas. Corromper la donzella, quitarle la flor virginal. Corrupta, la que no está virgen. Corrupción, pudrimiento. Corrupción de huessos, quando se pudren hasta los huessos, enfermedad gravíssima, y mortal. Corruptela, término forense.
Diccionario de la Lengua Castellana. RAE, tomo 2, Letra C, 1729
Las páginas 621-623 ilustran los usos de 16 variantes de Corrupción, que incluyen Corrompedor, Corrompimiento, Corruptense, Corruptabilidad, Corruptíssimo, Corruptivo y Corruptar. El árbol barroco del concepto se alimenta de los clásicos, busca en el modelo enciclópedico razonar lo real desde la documentación, y es pródigo en casos y ejemplos. Muchos se deben al ingenio, otros al grotesco, y algunos incluso a los esterotipos y el clima moral.
Góngora: Aunque sin lengua, bolsa
Viendo el escribano que
Dan a su legalidad
(Por ser poco el de verdad),
Nombre las leyes de fe,
Su pluma sin ojos ve,
Y su bolsa, aunque sin lengua,
Por la boca crece o mengua
Las razones del culpado,
La bolsa hecha abogado,
La pluma hecha testigo;
Y digan que yo lo digo.
Santa Teresa: Tentaciones en Sevilla
No sé si el mismo clima de la tierra, que he oído siempre decir que los demonios tienen más mano allí para tentar, que se la debe dar Dios, y en ésta me apretaron a mí, que nunca me vi más pusilánime y cobarde en mi vida que allí me hallé; yo, cierto, a mí misma no me conocía
(Libro de las fundaciones)
2. Crítica del discurso
La crítica moderna del lenguaje es de órden ético y, por ello, político. César Vallejo, por ejemplo, postula en uno de sus poemas de París que la miseria urbana (le tocó la crisis del 29) demanda no sólo el lenguaje anti-idealista que la poesía de su tiempo asumía, sino también la urgencia del drama cotidiano como materia emotiva; el lenguaje debía elegir entre lo inmediato y lo improbable. En la aguda lectura que hace el novelista chileno Carlos Franz de El astillero de Juan Carlos Onetti, el dinero inexistente organiza el contrato social; y la corrupción se explica como el irónico mercado que desde la ilegalidad sostiene un sistema fantasmático. Lo que equivale a decir que los límites del lenguaje son los de la pobreza.
Vallejo: Ética de la crisis
Un comerciante roba un gramo en el peso a un cliente
¿Hablar, después, de cuarta dimensión?
(Un hombre pasa con un pan al hombro)
Carlos Franz: La corrupción camuflada
Gálvez (en El astillero de Onetti) le anota a Larsen en los libros de contabilidad, cada mes, un sueldo de 5.000 pesos que nunca cobrará, por supuesto, pero que suena adecuado a la dignidad de su cargo. Pronto, hambriento y humillado, Larsen acepta su parte en las ventas clandestinas de chatarra.
Espléndida imagen del discurso de la dignidad -personal e institucional- que camufla al fracaso social y económico, y la consiguiente corrupción en nuestras sociedades. Se trabaja en tareas improductivas, para cobrar un dinero que no paga lo que necesitamos. Sólo queda el recurso a la corrupción , a corrompernos -mucho o poquito- y sacar algo de lo que se corrompe en torno nuestro.
El éxito en una empresa fracasada, se me ocurre, ha de ser fracasar totalmente. Larsen lo sabe o lo sospecha (en Santa María todo saber es sospecha).
Luego de semanas o meses inverificables -el narrador nunca está seguro-, pero siempre en el invierno de este descontento, allí donde no pasa nada ocurren dos cosas súbitas: el pretendido Gerente Administrativo, el señor Gálvez, renuncia y desaparece, es decir, huye. Y el viejo Petrus es encarcelado en Santa María, acusado de emitir títulos falsos, acciones sin respaldo de capital para solventar su empresa fantasma.
Larsen va a la cárcel a ver a Petrus, y allí ocurre otra de esas paradojas que en Santa María son necesidad: Larsen se pone una vez más al servicio de este patrón de la farsa. Incluso en esas circunstancias no quiere o no puede dejar de engañarse. La razón -pero sería mejor en Santa María hablar siempre de la sinrazón- se ha expuesto a todo lo largo del libro:
(“Latinoamérica, el astilerro astillado. Una lectura de la Santa María de Onetti como metáfora latinoamericana”, www.cervantesvirtual.com/)
3. Algunas respuestas
Algunos amigos me han hecho llegar variaciones al tema, que requeriría un Observatorio alerta para que las noticias (truculentas, a veces involuntariamente cómicas) no se borren unas a otras.
Alexis Márquez: La Enciclopedia del país
El sustantivo “corrupción” está cada día más vigente en la sociedad contemporánea. En todos los países –en unos más que en otros, pero en todos– la “corrupción”, sobre todo la de tipo administrativo, está cada vez más presente. De esta palabra el DRAE dice, en su 4ª acepción: “En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”. Es esta la definición de la llamada “corrupción administrativa”. “Corrupción”, por otra parte, es un derivado de “corromper”. Este, de origen latino (“corrumpere”), es un compuesto del prefijo “co-“ y el verbo “-romper” (en Latín “cum-” y “-rumpere”). Sin embargo, como una curiosa peculiaridad “corromper” tiene dos participios, uno regular, “corrompido”, usado sólo en la formación de los tiempos compuestos (“he corrompido”, “habrá corrompido…”), y otro irregular, “corrupto”, que empleamos sólo en oficios de adjetivo (“funcionario corrupto”, “sociedad corrupta”) o de sustantivo (“un corrupto”, “esa corrupta”). Mi amigo el escritor peruano Julio Ortega, me cuenta: “Estoy componiendo, burlas veras, un Diccionario de la corrupción, con ejemplos peruanos, ya que mi pobre país avanza en lo económico y se hunde en la corrupción”. Lástima que sea sólo con ejemplos de su país. Si fueran de Venezuela, el diccionario le resultaría una voluminosa enciclopedia.
(Caracas: Tal cual)
Mirko Lauer : Sabiduría limeña marginal
Julio, vasta tarea has asumido en lo de este lado oscuro de la lengua. Alguna vez con Enrique Carrión empezamos a imaginar un diccionario de la pendejada (en ese tiempo todavía no se hablaba de corrupción en los términos de ahora), con expresiones como "Amor con amor se paga", "Una mano lava a la otra", "Toda taza tiene su asa". Al final la lista se nos hizo larga, y los dichos de la pendejada empezaron a confluir extrañamente con los dichos de otras formas de sabiduría marginal. El proyecto se diluyó entre los cafés cortados del Haití de esa época. Ahora renace en un contexto menos claro.
4. Perú de plata y melancolía
Cortoplasismo: Inversión segura.
Colgado de la brocha: Quedar sin apoyo.
Escándalo de candidatos: La enfermera del reo Fujimori y el guardespaldas del reo Montesinos aparecieron de candidatos a congresistas en la lista de Keiko Fujimori.
Sueño del indultado: Fujimori es el primer preso que dirige desde la cárcel una campaña política a la presidencia, la de su hija, que de ganar lo indultaría.
Limpieza pública: Quince altos funcionarios del Municipio de Lima son procesados por haber pagado 36 millones de soles en lugar de 14 a una empresa de limpieza pública; el exalcalde Castañeda no está inculpado.
Mugropolítico: experto en rumorología.
Candidato con más calle: Toledo, expresidente, candidato a la presidencia.
Marqueteramente: Política hecha en el modelo de la farándula.
Cura en salud: A Toledo le pasaron un cuy (cobayo) por el cuerpo para curarlo.
“Niña sirenita”: Niña de siete años que nació con las piernas juntas; los padres han enjuciado al exalcalde Castañeda, que había ofrecido ayudarlos, acusándolo de “aprovechamiento de imagen.”