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Blogs de autor

Diario imaginario

Por 26 de febrero de 2011 Sin comentarios

Julio Ortega

 
 
 

La lectura en Granada

Abrí en la Biblioteca el tomo de la Enciclopedia para verificar el lugar de una de las batallas de la saga emancipadora. Pero leyendo la entrada me encontré ingresando a otra historia, donde los hombres eran más casuales que el lenguaje.  A veces abrir un libro es abrir una puerta que se abre al paisaje donde acontece la permanente sustitución de la mirada por lo visto. Como si al pasar una página se abriese otra dentro, dictada por el lenguaje, más libre en el libro.  

Como un espejo, el lenguaje nos lee, siendo éste factual y aquel ilusorio, si bien ambos están hechos de la misma materia, del verbo conjugado por la gran traducción de lo vivo.

Volví la página y vi en el lenguaje el libro, discurriendo silencioso en el sentido contrario, como si los libros fuesen las puertas al mundo. Esa lección de la  escritura de lo dado, que no acabaremos de leer, pero que protestamos cifrar, requiere de las palomas que laten como sílabas del día.

Como las palomas, levemente medievales,  las palabras son la súbita diferencia de lo claro, libres de la redundancia literal, esa servidumbre.

 

Traducciones del Dr. Sintaxis

No es mi antagonista, sólo un contemporáneo.

Nuestro poeta  ha hecho suya una filosofía que justifica sus inclinaciones.

Los viejos amigos son nuestros peores testigos. 

Nuestro novelista está poseído por una idea fija, y es una idea equivocada.

La razón que presumes en el Yo es la sinrazón que asumes en el Tú.

La libertad que demandas para ti me deja sin aliento.

 

Lecturas de poesía en Rosario

La poesía, concluimos, desafía el orden geométrico. Enzia Verduchi despidió a la ley de  gravedad. Ana Gorría terminó con la referencialidad.  Antoni Marí demostró que la imagen es el sello de agua del poema. Nadia Prado evocó las voces sin voz que esperan por el poema. Salimos haciendo adiós con el sombrero, mientras  el río de Rosario discurría, liviano y cierto. 

 

Feria del libro quechua

Obras de 615 autores escritas en quechua se exhibieron en la Feria Runa Simipis Quelqakunmi. Runa Simita akllay (El quechua también se escribe. Elige el quechua), que se llevó a cabo en la plazoleta Espinar del Cusco. Se presentaron también investigaciones académicas y estudios linguísticos sobre el quechua y otras lenguas nativas. “Esto es el inicio de una campaña para incentivar la lectura y escritura en quechua entre los niños en edad escolar y también entre los adultos que sólo hablan este idioma”, adviritó el escritor cusqueño Luis Nieto Degregori.  Y añado yo:  el quechua es una rama del lenguaje que a los peruanos nos han arrancado por la boca. Cuando mi país sea mundo habrán escuelas para recuperar ese bosque.  Pero no necesitamos una beca para aprenderlo. Recomiendo un Diccionario, el más vivo, si es posible del siglo XVII. Es el azogue del espejo.

 

Los lectores en 1661 según Covarrubias

Y queriendo publicar este Tesoro y sacarle a luz, temo que las lenguas de los maldicientes y mal contentadizos me lo han de volver en carbones, pero estos mismos, en manos de los sabios y bien intencionados, con el soplo de los ingenios y rectos juicios, han de encender en ellos un amoroso fuego y convertirlos en radiantes carbunclos y hermosos rubies.

 

Leído en una hoja de papel

Esta hoja de papel prueba que  el libro no morirá.

Alberga la intimidad del lenguaje que nombra, como si este papel

fuese del calendario futuro.

Porque la escritura traza su inteligencia imaginaria.

Y de la tinta fluye el verbo y en la letra reverbera, de paso.

Leyendo esta hoja que vendrá.

 

Poesía completa de Nicanor Parra

Ignacio Echeverría ha hecho un espléndido trabajo crítico al editar la Poesía de Nicanor Parra para el Círculo de Lectores. Veo en el Diccionario en linea de la RAE que el término “editor” consigna la acepción “Persona que edita o adapta un texto.” Se advierte que se trata de un artículo “enmendado,” desduzco que puesto al día. Pero al definirse editar como publicar la acepción requiere añadir que se trata de preparar, establecer o compilar. Petrarca habría agregado que se trata de restaurar con cuidado y no sin devoción. Ahora prepara Echeverría el segundo tomo, y me pregunta detalles de la antología de Parra que edité en el Fondo de Cultura Económica, donde aparezco como “compilador,” porque en México (a pesar de la acepción de “preparar una publicación” que Luis Fernando Lara consigna en su espléndido Diccionario del español usual en México) no suele usarse tal acepción.  La antología se titula Poemas para combatir la calvicie (1993). Le respondía yo a Ignacio que el título se lo pedí a Nicanor, y me lo dio con la explicación de que la poesía debería servir para algo, tendría que ser escrita por gente joven, y era, además, un título que no pondría nunca Octavio Paz. Incluye una sección de poemas inéditos, entre los cuales viene éste, que dice mucho de la ironía de sus obsesiones:

 

                      EPITAFIO            

           

            Yo soy Lucila Alcayaga

 

    alias Gabriela Mistral

 

            primero me gané el Nobel

 

            y después el Nacional

 

            a pesar de que estoy muerta
            

    me sigo sintiendo mal 

            porque no me dieron nunca 

    el Premio Municipal

 
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Julio Ortega

Julio Ortega, Perú, 1942. Después de estudiar Literatura en la Universidad Católica, en Lima,  y publicar su primer libro de crítica,  La contemplación y la fiesta (1968), dedicado al "boom" de la novela latinoamericana, emigró a Estados Unidos invitado como profesor visitante por las Universidades de Pittsburgh y Yale. Vivió en Barcelona (1971-73) como traductor y editor. Volvió de profesor a la Universidad de Texas, Austin, donde en 1978 fue nombrado catedrático de literatura latinoamericana. Lo fue también en la Universidad de Brandeis y desde 1989 lo es en la Universidad de Brown, donde ha sido director del Departamento de Estudios Hispánico y actualmente es director del Proyecto Transatlántico. Ha sido profesor visitante en Harvard, NYU,  Granada y Las Palmas, y ocupó la cátedra Simón Bolívar de la Universidad de Cambridge. Es miembro de las academias de la lengua de Perú, Venezuela, Puerto Rico y Nicaragua. Ha recibido la condecoración Andrés Bello del gobierno de Venezuela en 1998 y es doctor honorario por las universidades del Santa y Los Angeles, Perú, y la Universidad Americana de Nicaragua. Consejero de las cátedras Julio Cortázar (Guadajara, México), Alfonso Reyes (TEC, Monterrey), Roberto Bolaño (Universidad Diego Portales, Chile) y Jesús de Polanco (Universidad Autónoma de Madrid/Fundación Santillana). Dirije las series Aula Atlántica en el Fondo de Cultura Económica, EntreMares en la Editorial Veracruzana, y Nuevos Hispanismos en Iberoamericana-Vervuert.  Ha obtenido los premios Rulfo de cuento (París), Bizoc de novela breve (Mallorca), Casa de América de ensayo (Madrid) y el COPE de cuento (Lima). De su crítica ha dicho Octavio Paz:"Ortega practica el mejor rigor crítico: el rigor generoso."

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