
Eder. Óleo de Irene Gracia
Juan Pablo Meneses
Para escribir Niños futbolistas, mi plan consistía en comprar con dinero en efectivo al protagonista del libro. Un experimento narrativo que suelo llamar «periodismo cash», pues no es la primera vez que los billetes le dan estructura a mi relato, cuya fórmula es así de sencilla; comprar y luego contarlo, consumo + escritura. Todo con el objetivo de conocer, desde dentro y de cerca, esas partes de la industria y el negocio que, por motivos que iremos revelando en estas páginas, solemos desconocer o no suelen importarnos.
Niños futbolistas es, pues, el viaje en busca de un buen jugador para luego ofrecer el «producto» en Europa, principalmente España.
Para que fuese un experimento verdadero de periodismo cash, la idea era que se tratase, también, de una operación rentable, como ocurrió cuando compré a La Negra para escribir La vida de una vaca.
La Negra tenía una semana cuando cerré la transacción, y gracias a ella, durante tres años pude escribir sobre la cadena por la que pasa un ternero hasta que llega al plato. Claro que, por el camino, la claridad del claridad del planteamiento fue dando lugar a la incertidumbre.
La compraventa de un niño futbolista es más hermética y oscura que la de un ternero.
Extracto del capítulo "El prólogo" de Niños futbolistas
@menesesportatil