Jorge Eduardo Benavides
Estimados amigos,
De todos los cuentos que hemos recibido a lo largo de esta semana destacamos sobre todo la originalidad de la composición, el hecho de que con las palabras propuestas hayan sido capaces de organizar un cuento o un fragmento de cuento bastante sólido en la gran mayoría de los casos. La verdad, nos ha sorprendido muy gratamente trabajar con estos textos. Creemos que esa solidez obedece, entre otras cosas, a que las palabras que elegimos debían seguirse en ese estricto orden, lo cual le confiere a los cuentos un hilo conductor, un diseño arbitrario pero al mismo tiempo milimétrico del que es necesario no escaparse. Decía Juan Bosch que la tensión con la que trabaja un narrador para no irse por las ramas se traduce en la intensidad que debe tener el cuento. Volveremos a este planteamiento en posteriores consignas, pero por ahora nos basta saber que el diseño invisible organizado por las palabras y el respeto al orden formulado para las mismas funciona a manera de tensión, lo cual le ha concedido a los cuentos que hemos leído la necesaria intensidad: nadie se ha ido por las ramas…
Ahora bien, la segunda parte de la propuesta, el que los cuentos se manejen en el límite de lo real, ya es otro cantar, pues resulta mucho menos mecánico. Somos conscientes de la dificultad del ejercicio y creemos que en la mayoría de los casos se ha solventado con bastante éxito, pero en muchos otros no se ha logrado crear ese efecto de estar en el límite entre lo que es "real" y lo que no lo es. Ya saben que en los textos hacemos someras observaciones y sugerencias y que -insistiremos siempre en ello- las repeticiones y las cacofonías (o las rimas casuales) las resaltamos con rotulador amarillo. Es necesario que ejerciten mucho el "músculo" de la corrección, de la limpieza, de la revisión constante de los cuentos porque eso es lo primero que debe hacer un escritor: su trabajo es el de un artesano, y la pulcritud de la prosa su primer objetivo. En atención a ello nos permitimos también recordarles la necesidad de darles mayor vigor a sus descripciones, a fin de que los cuentos no resulten, como ocurre con frecuencia, demasiado abstractos. Les dejamos aquí tres textos para que los disfruten, comenten y reflexionen sobre ellos. Y ya lo saben: Les pedimos respeto, rigor y concisión. Buen fin de semana!