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Presos políticos

Por 16 de marzo de 2010 Sin comentarios

Jorge Eduardo Benavides

 

Mientras nuestros representantes políticos balbucean sin decidirse a condenar de manera enérgica y efectiva al régimen de Castro -ya saben, aunque sea el otro Castro, siempre será el mismo, hermanados no tanto por la sangre como por la infamia- algunas plataformas ciudadanas empiezan a buscar que el mundo no siga mirando a Cuba con esa mezcla de incómoda perplejidad con que siempre la ha mirado. La isla caribeña es una herida abierta en la conciencia de todos y la indiferencia que la sociedad civil ha mostrado es el alimento de regímenes como el de los Castros. Ya sabemos que nuestros dirigentes políticos no moverán un dedo más que para rascarse incómodos la nariz y mirar a otro lado o sonreír gaseosamente como Lula Da Silva mientras uno de los Castros, a su vera, explicaba sin rubor ante las cámaras que Orlando Zapata era un delincuente común, tesis que suscribe con entusiasmo el actor Guillermo Toledo  para quien, al parecer, la activista saharaui Aminatu Haidar –a la que acompañó en su lucha– vale más que Zapata. Ya sabemos: los buenos son los que corresponden a mi perfil ideológico.

No es Toledo el único por supuesto, y aquí mismo, en España, hay innumerables intelectuales -vamos a llamarles así- que defienden a capa y espada un régimen cuyos despropósitos, atropellos y sevicias tienen al borde del colapso a todo un pueblo y en cambio a ellos, a sus defensores, los hacen exclamar horrorizados de que se trata de un complot contra "el pueblo cubano" (nunca dicen "contra el régimen") y que los presos políticos son infiltrados de la CIA. Recalcitrantes, frívolos, cómplices y estultos, suelen llamar fascistas a quienes levantan la voz contra el dictador clonado, exactamente como hacen los etarras cada vez que se refieren a quienes luchan contra ellos.

Por fortuna ahora tenemos redes sociales y la rapidez de Internet para que los ciudadanos nos organicemos  contra el régimen de Castro y contra todos los regímenes que han izado la bandera del terror en sus países. Nuestros representantes siguen demostrando que no tienen la dimensión moral suficiente para enfrentar de manera decisiva tales horrores. La historia los recordará con vergüenza. Que no nos ocurra a nosotros lo mismo. Desde el pasado 10 de marzo ha salido a la luz oficialmente la campaña a favor de la liberación de los presos políticos cubanos. Juzguen ustedes y piensen si es necesario firmar.

 

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Jorge Eduardo Benavides

Jorge Eduardo Benavides (Arequipa, Perú, 1964), estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Garcilaso de la Vega, en Lima. Trabajó como periodista radiofónico en la capital y en 1987 fue finalista en la bienal de relatos COPE (Lima); un año más tarde ganó el Premio de Cuentos José María Arguedas de la Federación Peruana de Escritores. En 1991 se trasladó a Tenerife, donde puso en marcha talleres literarios para diversas instituciones. Ha sido finalista del concurso de cuentos NH Hoteles del año 2000. Desde 2002 vive en Madrid donde continúa impartiendo sus talleres literarios. Su más reciente novela es La paz de los vencidos, galardonada con el XII Premio Novela Corta "Julio Ramón Ribeyro". Cursos presenciales en MadridJorge Eduardo Benavides imparte cursos presenciales en Madrid y ofrece un servicio de lectura y asesoría literaria y editorial. Más información en www.jorgeeduardobenavides.com http://www.cfnovelistas.com/ 

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