Jorge Eduardo Benavides
Tomando una copa en el bar del hotel Intercontinental de Bombay, me encuentro con un joven escritor indio. Ha estado en la conferencia que di en el Pen Center por la mañana y la sorpresa inicial de aquel encuentro -Bombay debe tener unos veinte millones de habitantes- se disipa al momento porque en realidad son escasos los sitios donde se puede tomar una copa y hacer un poco de vida nocturna tal como la conocemos en Occidente. Por la tarde estuve en un viejo restaurante parsí del centro, un restaurante con lentos ventiladores en el techo, vagamente lisboeta, de comida deliciosa y condimentada, que le recuerda a uno constantemente que está al otro lado del mundo.
Ahora, el escritor indio, algunos amigos y yo estamos en la terraza del hotel y hace un calor sofocante y húmedo, una niebla sórdida de polución que se levanta como una amenaza oscura. El novelista me habla de algunos autores hispanoamericanos a los que ha leído en inglés y me sorprende que los conozca. En la India, la literatura hispanoamericana es apenas un eco extraño donde reverberan los nombres de algunos escritores del Boom, Gabriel García Márquez, Vargas Llosa, Carlos Fuentes… sobre todo el primero. El escritor indio hablaba con entusiasmo de la literatura hispanoamericana y en esa erudición había también una cierta sensación de estar acercándose a través de un espejo a una misma realidad que se basa, curiosamente, en el mutuo desconocimiento. Es cierto, le reconozco que, salvo que sean más bien británicos, son pocos los escritores indios que he leído. Hablamos un buen rato de nuestros países (aquí yo debía suplir «país» por continente, para que la semejanza sea proporcionada: La India es un subcontinente con 21 idiomas oficiales) y vamos comprendiendo nuestras realidades tan similares: la desigualdad social, la endeblez democrática… pero sobre todo una literatura rica en busca de afirmar su identidad. Aunque creo que en eso los indios nos llevan ventaja. En el vuelo que me trae a Zurich, cruzando el corazón mismo de la noche euroasiática, me dispongo a leer a un nuevo (para mí) autor indio: Kunal Basu. He traído algunos libros para conocer mejor ese inmenso, complejo y fascinante país que desafía cualquier descripción.