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¿Por qué no nos enamoramos?

Por 20 de octubre de 2022 Sin comentarios

Una pareja de la mano
UNSPLASH/CC/ DƯƠNG HỮU

Joana Bonet

A las mujeres, un coro invisible pero cuya presencia no despegábamos de nuestros pasos, nos concedió carta blanca para vivir la pasión amorosa a tutiplén. Heterosexual, eso sí. La pasión totalizadora se nos ofrecía como única vía de realización personal. A modo de dogma se instaló entre nosotras la idea de que una mujer sin un hombre que la ame es un ser incompleto. De forma que aceptamos tácitamente el papel de objeto –que no sujeto– de deseo, y en más de una ocasión nos contentamos con las migas de cariño de tipos que hoy nos producen sonrojo. “¿Cómo pude enamorarme de este imbécil?”, nos repetimos incrédulas, maldiciendo nuestra inseguridad y, sobre todo, aquel fútil encantamiento.

En la juventud, fuimos a remolque: ellos marcaban los tiempos. Corrían manuales de socorro –nunca te acuestes con él la primera vez, no respondas a sus mensajes enseguida…– que intentaban domar los impulsos erráticos de la defensa del romanticismo a ultranza. En Reinventar el amor (Paidós), premio Europeo de Ensayo, Mona Chollet emprende una ardua tarea: revisar y alejar todo sometimiento de las relaciones sentimentales para defender el amor de forma inventiva y confiada. La autora examina cómo las representaciones románticas están construidas sobre la sublimación de la inferioridad femenina.

Y cierto es que la sumisión, la tragedia y el abandono han construido el guion amoroso, tanto en las películas de Hollywood –esa Marilyn que hablaba con voz infantil a sus parejas– como en la literatura, desde Tristán e Isolda hasta El amante, de Duras, pasando por la novela río de Albert Cohen Bella del Señor o el Hamnet de Maggie O’Farrell, en la que Agnes, la esposa de Shakespeare, lo espera paciente sin arrugarse. Un día habría que reunir a todas las esperadoras de hombres célebres en la historia de la literatura, desde Penélope. En Pura pasión, Annie Ernaux escribe que cuando sonaba el teléfono y no era él, odiaba a quien la llamaba. Y en su imaginación va componiendo otro relato, que poco tiene que ver con el real: el de un hombre casado que nunca renunciará a su otra vida.

Los principios son siempre idílicos. Editamos lo mejor de nuestras vidas para ofrecer un retrato atractivo y vemos señales del otro en todas partes. No suele pensarse en los finales. Hasta que descubrimos que nuestra manera de vivir el amor carece de reciprocidad al otro lado. Hombres difíciles, narcisistas, alérgicos al compromiso integran una variedad muy cotizada en el flirteo. Ahora, no solo la inmadurez, el masoquismo y una visión patriarcal del amor son los responsables del fracaso en unos tiempos en los que el mercado del emparejamiento a través de las apps cotiza al alza.

“¿Por qué no nos enamoramos?”, se pregunta Liv Strömquist en su novela ilustrada No siento nada, la frase con que Leonardo DiCaprio termina sus relaciones. Revisando a los clásicos, ahonda en los recovecos del amor y afirma que todos nos estamos convirtiendo en DiCaprios, a quienes una mentalidad controladora e individualista dificulta crear vínculos fuertes. Impacientes, caprichosos, insatisfechos, ¿cómo vamos a entender al otro si apenas nos soportamos? Strömquist habla de hombres emocionalmente desapegados y de mujeres empeñadas en crear una familia, aunque sea solas. Y su anhelo, como el de Chollet, y el de tantas mujeres feministas, no es matar al romanticismo, ni reformularlo, sino el de escribir un nuevo contrato sexual a fin de que el misterio del amor nos alimente sin devorarnos.

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Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 ejerce de columnista de opinión en La Vanguardia.

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