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Madrileños con mundo

Por 27 de febrero de 2018 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Joana Bonet

¿Y lo bien que cae en el Madrid de Chueca o Chamberí Cristina Cifuentes? Porque no todas las peperas –mejor dicho, ninguna– alternan a la vez con Pedro Almodóvar, Alejandro Sanz, Agatha Ruiz de la Prada o Fefé, siempre vistosa,con un rajo de voz castiza y esa guturalidad carnal que ella gasta. Y mucho menos lucen caracteres chinos y tribales tatuados en su cuerpo. Motera, juvenil, la coleta bien estirada y un cierto aire de dominatrix, aunque con una gestualidad más medida que sus antecesores en el cargo,  ‘Cifu’ es un enigma: parece la más liberal, igual que en su día se vendiera a Ruiz Gallardón –no en vano cuenta con el asesoramiento de Marisa González, ex jefa de comunicación de Alberto– aunque muchos agnósticos se preguntan si no es más que pirotecnia promocional. Cristina Cifuentes luce un buen plano general; un chasis elegante sobre el que puede permitirse desde colores pasteles y cortes asimétricos hasta cueros de buena biker. Otra cosa es el encuadre corto: ningún rasgo se exime de la sobriedad castellana, alicatada eso sí: labios finos, ojos pequeños y brillantes, pómulos adustos… La austeridad como sinónimo de solvencia.
 La moto casi le cuesta la vida. De su lucha en la UVI, el cuerpo inmovilizado, el vértigo de los hijos a su lado, sacó más carácter, si cabe, demostrando que quienes han visto la luz al final de túnel se beben la vida a  tragos largos. Tras las acusaciones del ex presidiario Granados, ha llamado a la reacción, brazos en jarras: "Estoy esperando a que salgan las feministas que tan motivadas están". Según el ubicuo Granados, cotilla mayor del reino, una supuesta relación sentimental con su antecesor, Ignacio González, le habría dado las llaves del poder territorial. La primera política que viera condenado a prisión a uno de sus odiadores en redes ha anunciado que se querellará con quien fue la mano izquierda de Esperanza Aguirre. Cifuentes declara “absolutamente honrada” y con “3.000 euros en la cuenta”.  Su nombre figuró en su día en el cartel de aquella opereta titulada Tamayazo. Hay días en que la Presi responde a la derecha moderna, al Madrid efervescente y posmoderno, creativa en sus apuestas –como la elección de Jaime de los Santos, hoy Consejero de cultura que ha demostrado nervio y ambición, o el plan para modernizar los siete grandes hospitales de la región con 1.000 millones de euros–. Pero otros, endurece sus pómulos para decir “no”  al estilo de derecha antigua. Y seguramente esta dualidad, tatuada y marianista, esas dos en una, sea la clave de su buena pegada.
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En Sol era Nacho a secas. El hombre bronceado, el que posaba sintiéndose apuesto a pesar de que el óvalo facial, sobre todo la mandíbula, fuera cediendo, reblandeciendo las carnes y llenándose de surcos. Ignacio jugó a un teatrillo que hoy produce vergüenza ajena, muy especialmente a Esperanza Aguirre. Mientras le declaraba su amor con lágrimas de cocodrilo frente a las cámaras, en conversaciones telefónicas privadas la consideraba “una hija de puta” que “sabe que está muerta”. Y es que nunca le perdonó esos aires de grandeza que sacan sin remedio los aristócratas, incluso los populistas como ‘Espe’. “Todo le importa un pito salvo ella, los demás somos el puto servicio”, le decía a Eduardo Zaplana, revelando que en más de una ocasión tuvo que sujetarle el abrigo, o el bolso,  sufrir los caprichos y los prontos de la lideresa. Era su fiel escudero, su número dos; jamás le llevó la contraria en público. El odio se mascaba en silencio.
 
De más que presunto capo de la trama de espionaje interno en el PP madrileño que investigó a compañeros no afines a Aguirre para tenerlos controlados o sacarles los colores, a cazador cazado en Colombia, acarreando extrañísimas bolsas de toallas, reuniéndose con narcos en busca y captura, según diversos periódicos,  y negociando en B con descarriados políticos del país. González, apodado “El gremlin” por sus enemigos debido al característico mechón de pelo blanco que lucía en la nuca, ha sido obligado a realizar un estriptis. Con qué bravura transportaba el ordenador que la Audiencia Nacional le devolvió la semana pasada el hombre de las bufandas de cashmere. Lo acarreaba como quien exhibe desesperadamente un trofeo o trata de emitir una señal de inocencia. Pero a Nacho le han fisgado los discos duros, y la UCO se ha quedado con otros de sus ordenadores de última generación, más potentes que los oficiales. Y, a pesar de haber abandonado la cárcel de Soto del Real en un Jaguar negro–donde pasó algo más de cinco meses, tras haber reunido los 400.000 euros de la fianza en apenas 24 horas-  no hemos vuelto a escuchar esa forma de arrastrar las eses tan suya, a medio camino entre la chulería madrileña y el silbido de la serpiente. Del ático en el Alhambra Golf  al estropicio de la Operación Lezo hubo un más de un suspiro español. Probablemente se trate del presidente más efímero y trivial de la historia de la autonomía central, el señor González González.
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Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 ejerce de columnista de opinión en La Vanguardia.

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