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La soledad de un maletín

Por 4 de junio de 2018 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Joana Bonet

Un asiento vacío es una invitación a la mirada: ante un lleno total resulta un hallazgo, puro deseo, mientras que demasiadas sillas vacías trasmiten sensación de derrota e intemperie. Nos hemos acostumbrado a ocuparlos, en el tren o en el cine, y dejar en el de al lado la chaqueta o el bolso, colonizando ese espacio de forma casi instintiva. Madrinas y tietes extendían chaquetas sobre la fila de asientos de las funciones del aplec para guardar la plaza. Cuando alguien muere, la silla vacía en la mesa o la butaca solitaria que nadie se atreve ocupar, entre el respeto y la aprensión, hace daño a los ojos porque en verdad representan una huella física de la ausencia.
No sé si el asiento vacío de Rajoy, por cinco largas horas de moción de censura, hubiera resultado una visión tan provocadora de no haber sido ocupado por un maletín, que no bolso, con el viejo logo de Loewe, escenificando la inmaterialidad del cargo a punto de desvanecerse. Fue poderosa la metáfora que convirtió al objeto en protagonista de la jornada: aquel enser con el que la fiel vicepresidenta intentó reparar el vacío, dejando constancia de que allí aún no se sentaba nadie. Durante horas, el maletín quedó completamente solo, sin custodia ni abrigo igual que un trasto abandonado: parecía que su propietaria se había desentendido de él, y eso sólo ocurre cuando ya nada de lo de antes importa.
“Olvídate de mirarla a los ojos. Si quieres saber cómo es una mujer, mira su bolso”. Así comienza el superventas How to tell a woman by her bag, en el que la periodista Kathryn Eisman clasifica diversos prototipos femeninos en función del bolso que eligen (aunque, de media, las mujeres occidentales poseen 19 modelos distintos según un estudio de la consultora británica Diamond). El de Soraya recuerda al que Eleanor Roosevelt solía llevar a las recepciones de Estado, un enorme saco de cuero negro, inédito para una primera dama. La prensa juzgó entonces que seriedad y profesionalidad desplazaban al glamur, y es que los bolsos grandes también fueron una conquista en la indumentaria femenina. Hasta la Revolución Francesa, las mujeres no portaban bolsas, sino dobladillos cosidos bajo la ropa, pues las manos tenían que quedar libres para abanicarse. Los primeros bolsitos fueron denominados les ridicules por los hombres, aunque ellas los corrigieron, y acabarían siendo les indispensables.
El bolso es un resumen preciso de nuestras pertenencias, un espacio donde convive lo importante con lo su­perfluo. En un maletín, en cambio, sólo hay lugar para lo trascendente. El de Loewe, de cuero negro, femenino, mórbido, debidamente envejecido, fue ­ubicado en el lugar donde se hubiese ­tenido que sentar el presidente de España. Entró cargado de poder, fue utilizado a modo de escudo, y su arrinconamiento final simbolizó el shock en el que se sumió la bancada del PP ante la pérdida de la más alta jefatura y el ingreso en la vida provisional. Los objetos también hablan.
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Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 ejerce de columnista de opinión en La Vanguardia.

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