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La soledad de Juan Nadie

Por 19 de diciembre de 2011 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Joana Bonet

Hay un patrón de conducta universal que sigue bien representado por dos figuras antagónicas pero complementarias: el poli bueno y el poli malo. El primero atemoriza y destruye, el segundo alienta y consiente. El uno avisa: «te voy a bajar el sueldo». El otro dice: «puedes salir a fumar cuando quieras». Ambos representan la figura de la autoridad bipolar que aprendemos desde que empezamos a jugar a papás y a mamás. Reñir y premiar. Atacar y consolar. Sin duda un esquema manipulador que, con su juego de contrarios, ha resultado burdamente efectivo. Lo peor de todo es que ambos están conchabados y actúan para dominar al pobre diablo, al John Doe ?Juan Nadie?, al Joseph K. de Kafka, al Jean Valjean de Los miserables, al Humberto D. del neorrealista De Sica o a la adolescente Precious de la película de Lee Daniels. Una absurda e injusta adversidad se ceba sobre ese ciudadano universal, el desamparado mortal que no logra entender absolutamente nada. Decía Ortega que el mundo se divide entre gente que manda y gente que obedece. Pero que la obediencia no puede ser permanente si el obediente no otorga al jefe el verdadero sentido de la autoridad. Para ello es necesaria la ejemplaridad. Y cuando en un pueblo faltan hombres ejemplares, añadía el filósofo, la decadencia es inevitable.
Hoy, la actualidad está secuestrada por la crisis y la corrupción. Y resulta perverso que ambos temas compartan página como asuntos paralelos y acaso interrelacionados. Porque en la España que dejamos atrás, la que fue octava potencia mundial, han abundado los polis malos disfrazados de buenos. Tipos que a pesar de tenerlo todo en la vida, hijos sanos y rubios, un amplio living y un teléfono solicitado, han cometido tropelías a las cuales sólo puede conducir una pérdida de sentido de la realidad.
Mientras se anuncian recortes y despidos a diario, afloran nuevos casos de gente enriquecida por su cargo o su matrimonio. ¿Cuándo se cruza la línea y se aceptan cohechos, se desvían fondos, se cobran comisiones en cash o se reciben relojes y trajes de cuarta? ¿Cuándo la usura y la mezquindad se dan la mano con el complejo de Dios? ¿Y dónde está aquella voz de la conciencia que tanto nos atemorizaba de pequeños? La de quien roba un libro, se cuela en el metro o se va sin pagar de un bar sin poder luego mirar a la cara a sus hijos.
Chirac, el político más estimado en Francia, es condenado por malversación dejando una legión de desamparados. Y aquí en España el juicio de Gürtel, las investigaciones sobre Pepe Blanco o Urdangarín, los chanchullos del Palma Arena o la CAM muestran una realidad esquizofrénica: mientras se hundía el barco, cuatro mandamases aprovechaban para arrasar las arcas; pero es que aquí, hasta hace cuatro días, se aplaudía al listo que burlaba la ley.

(La Vanguardia)

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Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 ejerce de columnista de opinión en La Vanguardia.

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