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La pirámide del día

Por 2 de julio de 2014 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Joana Bonet

La poética de lo cotidiano nos ha interesado siempre a cuatro gatos, eso sí, enfebrecidos por todo aquello que tiene que ver con la flecha del tiempo, la forja de rutinas y la influencia del ánimo en los gestos corrientes. Hoy la gente dice: “Ha sido un día muy productivo”, e incluso lo tuitean a los vientos pues les enorgullece informarnos de su capacidad y su fuerza de voluntad, también de su satisfacción, ya que sentirse eficaz y -como se dice con frecuencia- cerrar asuntos procura un reconfortante sentimiento balsámico.
El día es como una pirámide, y hay que enfrentarlo empezando por lo más difícil, aconseja el profesor de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) Martin Hagger, que acaba de publicar en Psychological Bulletin una investigación en la que se demuestra que el autocontrol es un recurso finito que tiende a desaparecer a medida que transcurre el día. Por su parte, los gurús en la gestión del tiempo, como Ron Friedman, recomiendan no lastrar la jornada ensuciando la mañana con tareas mediocres: “Un cocinero no empieza a cocinar fregando platos”. Ya el gigante Umberto Eco pontificó que las listas son “el origen de la cultura”, y es cierto que nos acompañan en los diferentes escenarios de nuestra vida. Los anglosajones han convertido las To-Do lists (listas de asuntos pendientes) en un fenómeno que hoy se estudia en las universidades. Pero a muchos les resultan cada vez más frustrantes y desalentadoras.
Hace tiempo que proliferan las pequeñas empresas de servicios tipo Telemarrón u Organización del Orden, que brindan servicios domésticos, desde montarte un mueble de Ikea hasta ordenar un trastero. A la parálisis de antaño se la denomina hoy procrastinación, un término que engloba la tendencia individual a posponer plazos y el choque con una sociedad que continuamente envía mensajes de hiperexigencia, perfeccionismo y rentabilidad. Dichas empresas poseen la resolución y energía que a menudo nos faltan cuando por fin llegamos a casa y sentimos la necesidad vital de dimitir de la agenda. Pero en verdad el cerebro marca las tareas pendientes. Los científicos lo denominan efecto Seignarnik y se trata de llamadas de auxilio de nuestro inconsciente, que no puede resolver por sí solo las tareas pendientes, al consciente. Por eso cuando oímos una canción que suena en una tienda nuestro cerebro se esfuerza por recomponer su estribillo, e incluso acordarse del título. Las señales de aquello que llamábamos voz de la conciencia se abren camino entre lóbulos, corteza, métodos y plazos para invadir nuestra vigilia, y la rémora de la asignatura pendiente acaba siempre espantando el sueño.

(La Vanguardia)

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Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 ejerce de columnista de opinión en La Vanguardia.

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