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Entrecot electoral

Por 1 de mayo de 2019 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Joana Bonet

La expresión del rostro del candidato consiste en curiosidad de primer orden para el periodista. Es lo primero que se busca al conocerse los resultados oficiales. Porque si hay algo que el ser humano no puede disimular, es la decepción; también el desengaño. La gente en casa todavía hace sumas, contando con los dedos los totales de izquierda y derecha, mientras se espera a los líderes en las sedes. Empieza a paladearse el título de la última película de Almodóvar: Dolor y gloria. “Ha llegado con rostro serio”, dicen de Rivera en la Ser. El periodismo de los sentidos, el que escruta, olfatea, toca y escucha pero aún no tiene el filete en­cima de la mesa, describe sensaciones y emociones: “El portavoz aparece sonriente, acaso lleve la procesión por ­dentro”.
Los reporteros informan desde Ferraz de que “el ambiente es relajado” y “reina un ‘optimismo prudente’”, dos términos que nunca tendrían que emparejarse : ¿o es que la alegría puede ser cautelosa? Hasta que se deciden a hablar de euforia y de saltos de alegría. “En la sede del PSOE, ¿se espera un Resacón en Las Vegas?”, le pregunta Ferreras a Ana Pastor. “Un fiestón”, responde ella. Las crónicas de la noche electoral guardan un parecido razonable con las retransmisiones deportivas y no pueden evitarse términos como arrasar, remontada, estrepitosa derrota o apretada victoria.
La primera comparecencia de Pablo Casado y su equipo apeló a la responsabilidad solidaria. Sólo hacía falta calibrar la distancia entre Teodoro García Egea, que miraba al infinito a la derecha del líder; Adolfo Suárez Illana, tan gris a lo largo de la campaña como su cabellera, sin apenas levantar los ojos del suelo, a su izquierda, y Casado, parapetado en su atril. La proxémica calcula entre 15 y 45 centímetros la burbuja del espacio íntimo, y el decaído triunvirato se presentó codo con codo. Parecían entonar un “la culpa es de todos”. Casado encajó el resultado sin excusas, sonriente, estirando las comisuras de los labios como el niño que excusa una travesura. Fue el único que se atrevió a mirar de frente. Nadie recordaba una noche electoral en que por la calle Génova sólo pasearan dos gatos negros. Y los mariachis enviados por Forocoches entonando Canta y no llores bajo el balcón popular desalmaban aún más el paisaje.
En la sede del oeste de Madrid, Sánchez no se encaramaba a las alturas, sino que se subía a una simple tarima, celebrando cuerpo a cuerpo la victoria en mangas de camisa rosa bebé, enviando mensajes de suavidad en las formas. Porque, en verdad, ese ha sido uno de los grandes triunfos del socialista: ante los insultos, una sonrisa; frente a la difamación, la más bella indiferencia. Y el filete aún crudo.
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Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 ejerce de columnista de opinión en La Vanguardia.

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