Juan Lagardera
Residía en Barcelona, o tal vez me había mudado a las casas húmedas en la cara norte de la Collserola mucho antes de que la perforaran para llegar a Sant Cugat. Tiempo atrás de aquel gran pelotazo metropolitano, por el bar de la estación vallesana de los FFCC solía concurrir el hijo de Arturito Pomar. Empezaba la primavera de 1980, las mimosas llevaban días soltando polen y casi todas las apuestas daban por sentado que el líder del PSC –el nuevo partido fusión de los socialistas catalanes–, Joan Reventós, sería el primer president de la Generalitat restaurada.
Dos años y medio antes también presenciamos desde la misma Barcelona el regreso de Tarradellas y su célebre y emocionante balconazo. Tiempos agitados. Un mes después de la venida desde el exilio a la plaza de Sant Jaume, otra histórica, Federica Montseny, llenaba Montjuich para reclamar la tradición anarquista catalana: frente a la autonomía regional la alternativa eran los municipios libres, coreaban desde la CNT. A pesar de su apellido, la líder rojinegra pronunciaba Montjuich en un agudo castellano. Pocas semanas después se irían de fiesta al Parque Güell sus verdaderos herederos, los ajoblancos de Pepe Ribas y las vanguardias feministas.
En el mismo y movido 77, el de los grandilocuntes preámbulos, estuvimos en la manifestación que precedió al primer estatut, de los barrios a la plaza y los cielos con helicópteros; un 11S que cayó en domingo con un millón de personas en las calles. Pero la izquierda que había barrido en las generales perdió ante los nacionalistas en aquel 1980 de las primeras elecciones autonómicas. Esquerra Republicana le prestó sus votos a Jordi Pujol y éste inició un mandarinato de más de dos décadas en la Casa dels Canonges, junto a los naranjos y protegido por el gran mural, los cuatro paneles de Tàpies que vigilan la gobernanza catalana mucho mejor que TV3 o el palco del Nou Camp.
Visto con esa perspectiva que da el tiempo fugitivo, no resulta fácil llegar al meollo de la cuestión de Cataluña y con Cataluña. Ortega y Gasset se dio por vencido pese a su amplio conocimiento de la sociología historicista de Max Weber. Si le añadimos las islas de Baltasar Porcel todavía es más complejo el temario, y no digamos si cruzamos la “quinta” provincia junto al Ebro y marchamos hacia el sur valenciano, cuya explosión colorista y ruidosa es incomprensible para naturales del Pirineo o de la exotérica Montserrat.
En estas fechas, previas al domingo de Pentecostés de 2024, se anunciaba otra victoria socialdemócrata que trata de aunar rosas y cuatribarradas. Sin estrellas. Ya veremos. No solo hay que ganar, sino gobernar. Tampoco quedan demócratas cristianos en el Principado de Cataluña, aunque la heredera soldado Leonor de Borbón habla un fluido catalán y viste de camuflaje. Esperando el devenir de los pactos buceo por las tesis de la historia, ensayos, novelas, poéticas y películas que procuran explicar algo mejor a Cataluña. O tal vez para desentenderla del todo. Esta es la selección sin ánimo de adulterar escaños ni pensamientos propios.
El quadern gris
JOSEP PLA
El indiscutible prosista en catalán del siglo XX, la magnitud de cuya obra ha terminado por desarbolar a su propia y conspicua biografía como periodista al servicio del franquismo. Hasta un catalanista irredento como el valenciano Joan Fuster se rindió al idioma planiano, con el que se mimetizó incluso estéticamente bebiendo whisky en pantuflas. El cuaderno gris es una obra inenarrable, pues se trata de una pieza literaria de autoficción, llena de creatividad y alejada de la cruda realidad. Apuntes de dietario para una bildungsroman en la que se confrontan mundos epocales, el ámbito rural y el urbano, la guerra europea y un modo de narrar en una lengua tan auténtica como afinada. Un contexto más liberal hubiera convertido a Pla en el primer Nobel de la literatura catalana. Ahora estamos muy lejos del aura ampurdanesa.
Dioptria
PAU RIBA
El mejor músico y letrista catalán de los 60 y 70. Lo alternativo catalán más allá de Serrat, las marisquerías populares de la Barceloneta o el Poble Nou y los cantautores politizados. Dylaniano campestre e ibicenco que se electrificó a tiempo para abandonar el excursionismo folk. Nadie como él le dio poética actual y musicalidad rockera al catalán. Antes del slang de tevetrés, más acá incluso de la koiné fabriana, Riba es fiel a sus ancestros familiares y mantiene un idilio entre bucólico y psicodélico con su idioma. Naturalismo frente a barroco y academia. El enamoradizo cantor dels calabotins.
Barcelona, antes de que el tiempo lo borre
F. JAVIER BALADÍA
Un libro (editorial Juventud, 2003) y un documental (2010, dirigido por Mireia Ros a modo de gran collage fílmico). Extraordinario e irónico retrato del nacimiento de la burguesía industrial y comerciante catalana en el siglo XIX, su efervescencia cultural en el periodo de entresiglos, la gloriosa belle époque y su decadencia con la guerra civil y la posguerra. La antítesis del paradigma emprendedor.
La plaza del Diamante
MERCÉ RODOREDA
La novela catalana contemporánea (1962) más leída, recrea un arquetipo sobre el carácter y el destino de la clase menesterosa barcelonesa. El barrio de Gracia y su plaza del Diamante convertido en centro del mundo, al modo de la Berlin Alexanderplatz de Alfred Döblin, incluyendo monólogos interiores, aunque Rodoreda es más realista y no tan experimental. La resignación de las víctimas, la derrota de la catalanidad del pueblo frente al franquismo, incluso del incipiente feminismo emancipador ante el arcaísmo machista. Es decir, el constructo catalán procedente de las clases medias que terminará por ser dominante. Enric Juliana mediante desde la Badalona anterior a su devenir en pasodoble y en equipo de baloncesto. Traducida a numerosos idiomas. Con versión cinematográfica más que correcta a cargo de Francesc Betriu (1982) y otra teatral de aires joycianos con la flamenquísima Lolita Flores haciendo el papel protagonista. ¿Qué tiene Cataluña que atrae tanto al andalucismo y a la cultura gitana?
Furia española
FRANCESC BETRIU
Película catalana cercana al retrato de la picaresca española: el submundo del Raval barcelonés en tiempos de Johan Cruyff recién llegado al Barça (1975) cuando anunciaba en la única tele la pintura Titanlux y bautizó a su hijo como Johan Jordi. Génesis de la modernidad del barcelonismo, esa esfera donde reside el populismo identitario contemporáneo del catalanismo que, a su vez, ofrece un sistema de integración para los estamentos suburbiales y los emigrantes. El magnífico guion lo firman el mismo Betriu y José Luis García Sánchez, uno de los sólidos cineastas españoles de filiación comunista en tiempos agónicos de Franco.
Catalunya, Espanya. Acords i desacords
JOSÉ E. RUIZ-DOMÈNEC
Medievalista y políglota, de la escuela historiográfica de las mentalidades impulsada por Georges Duby, afincado en la Barcelona culta desde los años 70, Ruiz-Domènec lanza una tesis sugestiva en este opúsculo (La Magrana, 2011): la de Cataluña sería una historia territorial en permanente dialéctica de oposición entre el sustrato hispanogodo y el carolingio, siendo su relación con el resto de la Península tanto de afecto como de desafección. Puestos a encontrar actitudes antiespañolas en la genealogía catalana, se pueden señalizar, del mismo modo, preferencias proespañolas, por ejemplo, la apuesta por los Trastámara castellanos del representante del patriciado catalán, el conseller Bernat de Gualbes, en el Compromiso de Caspe en 1412, cuando cambió el curso de la historia peninsular. O la misma política matrimonial de los poderosos condes de Barcelona.
Catalanes todos
JAVIER PÉREZ ANDÚJAR
Ensayista precoz y novelista tardío, editor formal para El País y a su vez dado a la escritura satírica en medios más alternativos, Pérez Andújar, obviamente de origen charnego, ha escrito dos libros del mismo título, uno de estudio y otro de ficción. El que nos interesa es el menos conocido pero más revelador ensayo de 2002 (editorial La Tempestad), que cuenta documentalmente las quince visitas del general Franco a Cataluña. No todos fueron demócratas y se enfrentaron a la dictadura, más allá de los colaboracionistas de la etapa bélica que desveló Josep Fontana, del tercio de Nuestra Señora de Montserrat y del apoyo que Cambó ofreció a la insurrección antirrepublicana. Además de este libro donde figuran personajes relevantes como el juez-alcalde José María Porcioles o el periodista deportivo y exfalangista Juan Antonio Samaranch, la colección de huecograbado de La Vanguardia (entonces Española), da cuenta gráfica del vitoreado desfile nacional por las avenidas liberadas de la Barcelona que dejaba atrás las incautaciones libertarias. Con el periodista de radio Manuel (bautizado Imanol) Aznar entre las tropas vencedoras: hijo de periodista y embajador, padre de presidente de Gobierno.
Cataluña en la España moderna
PIERRE VILAR
El historiador marxista por excelencia se quedó prendado de Cataluña y se dedicó en cuerpo y alma a darle un supuesto sentido lógico a la lucha de clases entre el final del antiguo régimen y la guerra civil. Una obra voluminosa que empezó a publicar en los años 60. Buena parte de los mitos historiográficos modernos en Cataluña proceden de Vilar. Le fascinaba, además, el enfrentamiento entre la naciente burguesía catalana y la vieja corte castellana del XVIII y XIX. Dos conflictos mejor que uno para dar rienda suelta al materialismo histórico. Más versátil de lo que sus seguidores consideran, no es posible entender el argumentario de las generaciones de la Transición sin descifrar la aportación de Vilar, y su más que necesaria crítica y puesta al día.
El amante bilingüe
JUAN MARSÉ
Dicen los filólogos que suele ser en la periferia donde se renueva la literatura, allí donde el idioma se modula en los intersticios, en las calles extra-radiales y en los territorios abandonados por las academias unificadoras. Tal vez por eso, la narrativa en castellano de posguerra tuvo en Barcelona a sus escritores de referencia, además de una industria editorial pujante. Y quien dibujó la vida cotidiana de aquella ciudad ensanchada y dividida de norte a sur de la Diagonal en tiempos del cólera político fue Juan Marsé. La fascinación del mirón intelectual por la sensualidad burguesa y la atracción golfa por los rufianes que producía el monipodio ramblero. Esquizofrenia y sexo aparecen en la cosmovisión catalana. Tal vez solo la bipolaridad sea la única vía para copular como es debido y superar los fantasmas descritos por Freud, viene a sugerir Marsé.
La ciudad de los prodigios
EDUARDO MENDOZA
Creador de Barcelona como sujeto literario. Un ameno cóctel entre Charles Dickens, Dostoievsky y las novelas ejemplares cervantinas pasado por la modernidad para contar historias entre policíacas y moralizantes. Narrativa fluida al servicio de la reconstrucción crítica del pasado sin levantar ampollas. Barcelona ocurrió antes que Chicago según Mendoza: el nacimiento del capitalismo no es tanto familiar como gangsteril, como la América de Sergio Leone. Once upon a time. Escritura en castellano para recrear el alma catalana decimonónica, sin la dramaturgia de Mariona Rebull y con voz descreída, irónica e inteligente.
Les històries naturals
JOAN PERUCHO
El humor catalán es una cosa seria, y cuenta con una larga tradición. No es asunto de los chistes de Eugenio Jofra Bafalluy (muy solvente la película Saben aquell… de David Trueba, 2023). Esta novela de ambiente decimonónico publicada en 1960 cuando imperaba el realismo en carne viva, desborda sentido del humor y también una imaginación sin límites, en una guerra carlista que intuimos como metáfora de la guerra civil. Perucho también es juez, erudito, que pasaba el tiempo aburrido del papeleo comiendo con sentido opíparo y escribiendo sobre mundos fantásticos. Tan original que no se entiende Cataluña sin esta huida hacia los mares de la cultura y la magia. Cataluña escabullida de los compromisos políticos a bordo de una interminable y disparatada biblioteca.
Dietaris y Foc cec
PERE GIMFERRER
Cultista, metaliterato, domina las dos lenguas, un escritor ambidiestro que asombra a los dos bandos (y al tercero, neutral). El Rimbaud catalán que se transforma en gongorino, o a la inversa. Reflexivo y experimental. Brillante, muy brillante, tanto poeta como crítico, dietarista y pensador en los márgenes de la realidad. Un moderno de verdad. Todo lo que escribe es interesante, nada superfluo. Vocación en la posteridad. De los textos autobiográficos que ha publicado sorprende el que lleva por título la misma denominación de una marca de lencería francesa cuasi pornográfica. Metall fosc, núvols avars / l’estelada han conquerit, dice uno de sus versos de Foc cec. Gandul existencialista en busca de epigramas y experiencias que trastoca buena parte de la herencia literaria catalana y ha jugado un sinfín de roles, desde el cine al jazz, del surrealismo a la abstracción. Ahora es un illot, barman de las letras hispánicas en tiempos de Facebook.
Catorze ciutats comptant-hi Brooklyn
QUIM MONZÓ
Cuando todo es linealidad, orden, concierto y voluntad de construir un mundo oficial de banderas e insignias reconocibles, un universo de sardanaires y tradiciones con canelons, el joven Quim, kafkiano reeducado en las duras calles neoyorquinas, se desata como cuentista excepcional y nuevoperiodista único. Imaginativo, surrealista y muy actual. Monzó mantiene vivo el pabellón de la rauxa frente al seny, el yin y el yang del ser consciente e inconsciente catalán. Fenomenal escritor moderno del que en España no se han enterado. Vale este libro de flâneur o cualquier otra recopilación de narrativa corta que se desee.