
Jesús Ferrero
Nieves Torres estuvo en prisión con las Trece Rosas y poco faltó para que compartiera paredón con ellas.
Era una mujer de una honda humanidad que dejó profundos trazos en mi vida a pesar de haberla visto pocas veces.
Su voz trasmitía verdad.
No había en ella ni un ápice de nihilismo. Creía en la dignidad humana a pesar de haberla visto tantas veces mancillada.
Conoció el corazón de horror, pero no se le notaba. Merecía una composición musical.