
Jesús Ferrero
El deseo es la forma más intensa de la esperanza, y también la más ambiciosa y obstinada.
Los cobardes son enemigos muy peligrosos, porque actúan en la sombra. Nunca dan la cara, y cuando la dan, suelen llevar máscara.
«Desde el fondo de un pozo el cielo se ve muy pequeño», decía Yu Han. Una evidencia muy esclarecedora que nos invita a añadir: no caigamos en pozos que achican el cielo tanto como agrandan el infierno.
Un hombre se mide por sus enemigos”, decía José Martí. ¿Y por los amigos no? Juraría que nuestra medida y nuestra valía las definen más las personas que queremos y nos quieren. Recordemos el dicho popular: “Dime con quién andas y te diré quién eres”.
En su libro «I Remember», Brainard dice: «Recuerdo haberme desprendido, en dos ocasiones, de todo lo que poseía». Sorprendente, el desprendimiento absoluto es una forma de liberación a la que casi nadie se atreve.
Asombra que odiemos en nombre del amor. Se supone que las guerras de religión son eso. Toda una paradoja, y toda una aberración.
La gente suele llamar destino a sus propias tonterías, como creía Schopenhauer, y a veces hasta creen ver su confirmación en el cielo. Conozco a unos cuantos seres de esa naturaleza. Creen que el cielo confirma su destino.