Jesús Ferrero
«Los animales son amigos tan discretos que ni hacen preguntas ni repiten chismorreos», pensaba George Eliot. Cierto: practican las virtudes del silencio, seguramente intuyendo que si supiéramos lo que piensan de nosotros, su destino sería más adverso.
«La palabra no está hecha para cubrir la verdad, sino para decirla», pensaba José Martí. Glorioso pensamiento negado por la realidad, ya que a menudo las palabras ahogan la verdad en lugar de iluminarla, y ante esa evidencia, da igual para qué están hechas las palabras.
«No es cierto que todo sea incierto», decía Pascal. Sí, salvo en política.
«Es difícil conocer a un necio si es callado», aseguraba Alonso de Ercilla, pero ocurre que los necios no se suelen callar. Dificultad solucionada.
Doble imperio: La soledad es el imperio de la conciencia y el imperio de la demencia
En toda disputa la verdad acaba brillando por su ausencia.