Jean-François Fogel
Es la vieja historia: un vídeo que lleva al internauta años atrás. En este caso, lo lleva al pasado de Álvaro Uribe, cuando no era presidente de Colombia y buscaba apoyo para su candidatura. Se ha escrito mucho sobre sus relaciones con las Autodefensa Unidas de Colombia (UAC); esta vez no se dice nada sino que se muestra una relación posible en un vídeo que sale como un fantasma. El candidato a la presidencia aprieta la mano de Fremio Sánchez Careno, alias «Comandante Esteban» de las UAC, líder de un grupo armado de muy mala fama.
El vídeo aparece un día después de una entrevista al narcotraficante Fabio Ochoa Vasco, en la revista Semana, que cuenta su entrega de dinero para la candidatura de Uribe. Como lo dice el diario El Tiempo: «A pesar de los desmentidos, tanto el episodio del vídeo como el de las declaraciones de Ochoa -calificadas de increíbles por la propia revista Semana, que decidió tomar distancia en el tema del aporte a la campaña Uribe- han dejado varios interrogantes en el aire que hoy ronda la Casa de Nariño.» (Es el palacio de la presidencia.)
El vídeo hace oír el ruido metálico y duro de estos edificios de Colombia que despliegan poco tejido, por la humedad, y no tienen vidrio, por el calor. Cualquier sonido resbala como una pelota en la cancha. Se oye la palabra «democracia» de manera repetida en lo que es un encuentro político. No hay duda sobre el apretón de manos. Pero ya puedo adivinar la respuesta de la Casa de Nariño: ¿Y qué?
Hace meses que Uribe parece atrapado en el cerco de la narco-política y de los paras. Pero a veces uno piensa también que Uribe se ha convertido en una especie de coronel Buendía: la fama que le rodea dice más que los hechos –aunque ya no hay hechos, sino leyenda. Hoy en día, la leyenda no pertenece al mundo de los habladores, a los chistes y los chismes sino al “buzz” de Internet. Al dicen del pasado se sustituyó el está en Internet, que tiene la misma dosis de anónimo y de declaración arbitraria. Soy de los que sospecha en la historia de Uribe nexos insoportables para un presidente, pero también creo en la necesidad de demostrar las acusaciones. «No basta tener razón si la cara es de malicia» dice Baltasar Gracián. La cara de Internet es siempre de malicia.