Jean-François Fogel
Le Magazine Littéraire dedica el informe de su número de octubre a las nuevas apuestas de la filosofía en Francia. No hay que visitar su sitio; Le Magazine es de esas revistas que ponen poco contenido en línea. Vende en el papel. Hay que hojear sus páginas para descubrir algo poco común: un censo de los filósofos franceses, los verdaderos, los que no pertenecen a la clase de los «ideólogos mediáticos» según la revista.
Son treinta y la lista, creo, merece una publicación integral:
Alain Badiou
Etienne Balibar
Luc Boltanski
Jacques Bouveresse
Barbara Cassin
Robert Castel
Daniel Cohen
Antoine Compagnon
Philippe Descola
Vincent Descombes
Georges Didi-Huberman
Jacques Donzelot
Jean-Pierre Dupuy
Marcel Gauchet
François Jullien
Bruno Latour
Dominique Lecourt
Pierre Legendre
Pierre Manent
Jean-Luc Marion
Jean-Claude Milner
Jean-Luc Nancy
Frédéric Nef
Ruwen Ogien
Jean Petitot
Joëlle Proust
Jacques Rancière
Monique Canto-Sperber
Dan Sperber
Isabelle Stengers
Bernard Stiegler
¿Se nota algo? Sí: son treinta y uno. Supongo que era incómodo poner en portada «31 penseurs français pour comprendre notre monde». «30 pensadores franceses para entender nuestro mundo» tiene más impacto. No lo digo de broma, hay que tener valor para decir que se terminó la época de la french theory, aquella empresa de exportación mediática de productos que tenían como marca: Deleuze, Guattari, Foucault, Derrida, Lacan, Barthes, etc.
Hay que tener el mismo valor para quitar de la lista a la única persona que mantiene una verdadera fama internacional: Jean Baudrillard, experto en implosión social, seducción y todo tipo de simulaciones.
Todos los pensadores de la lista tienen más de cincuenta años. Unos cuentan con cierta «exposición» pública: Balibar trabajó al lado de Althusser, Cohen defiende la visión de un economista atípico frente a la mundialización, Gauchet es el director de la revista Le débat, Stiegler trabajó tanto en el desarrollo cultural del centro Pompidou como en el Ircam (Institut de Recherche et Coordination Acoustique/Musique).
Claro que no se puede resumir un abanico amplio de pensamientos en unas líneas. La revista lo intenta y propone unos rasgos: abandono de las grandes teorías, dedicación a trabajos más «concretos», retorno de la metafísica, reflexión sobre la democracia y/o lo que puede agrupar una sociedad. Menos ruido, menos luz, más participación en la red mundial de investigadores. Es el final de la grandeur.