Jean-François Fogel
Hago lo que el profesor y crítico Wayne Booth consideraba como insoportable: hablar a propósito de dos libros que no he leído. Tengo una buena razón para hacerlo: dos libros intentan liberarnos de lo que se llamaba en EE. UU., en los años setenta, la «French Theory», la sopita conceptual cocinada por pensadores como Jacques Derrida, Jacques Lacan, Gilles Deleuze o Michel Foucault, entre otros. En las universidades norteamericanas, la «French Theory» se vendía bajo la etiqueta de post-estructuralismo, post-modernismo o deconstrucción. Sobre todo deconstrucción pues el pensamiento de Derrida llegó a ser un encuentro ineludible para cualquier estudiante que pretendía conseguir un título de «Master of Arts».
Derrida tuvo un papel fundamental en la influencia de la escuela de Yale sobre los estudios literarios en EE. UU. Pero su posición se debilitó con el escándalo de Paul de Man. Pocos se acuerdan de este caso vergonzante: De Man, profesor de origen belga, tuvo el honor de ser estudiado por Derrida. El francés llegó a escribir un libro sobre el belga, aplicando su famoso método de deconstrucción para encontrar todo lo que había en los textos de De Man, tanto lo que decía el autor como lo que callaba. “No hay nada fuera del texto”, decía Derrida. Para desgracia suya se supo después que De Man era un anti-semita que soportó a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y que se casó dos veces en Europa y en EE. UU. sin ningún divorcio entre sus dos matrimonios. Al analizar la prosa de De Man, Derrida no había notado nada raro, sino su admiración por un colega de primer rango. Para muchos ese fracaso fue el primer índice de los límites de la deconstrucción, corazón conceptual de la «French Theory».
De manera extrema, dos libros vuelven hoy sobre lo que queda de aquella teoría francesa. El primero, que se publica en EE. UU., tiene 736 páginas y pretende, segun un artículo de la «Policy Review», eliminar lo que aportaron los pensadores franceses, es decir «unas fuerzas poco amistosas para el amor de la literatura». Theory’s empire: an anthology of dissent (Columbia University Press) es una recopilación de textos de autores que quieren prescindir del pensamiento francés en el momento de gozar de la literatura.
Fresh Théorie (Editions Léo Scheer) se publica en Francia y tiene 600 páginas. Es también una recopilación de textos de autores que quieren escaparse de la teoría francesa. Pero no se atreven a denunciarla. Hacen un homenaje a sus autores para burlarse también de ellos, dice la revista de promoción de los libros del ministerio francés de asuntos externos. El motivo de este desafío es sencillo: Francia, dicen los autores de Fresh Théorie (teoría fresca) no ha conocido los estudios literarios sobre la política, el cuerpo, el feminismo o el post-colonialismo de los otros países por culpa del peso de los maestros de la «French Theory».
Ya hablé en este blog de la caída de las ciencias sociales en Francia y de la visión filosófica que caminaba con ellas. La publicación de estos dos libros es otra prueba del proceso. Ahora se denuncia a los maestros en ambas orillas del océano Atlántico.