Jean-François Fogel
Es una paradoja: cuando se venden libros en Internet como nunca las tapas de los libros parece ser la cosa más importante del mundo. Acabo de leer un post en el blog dedicado la falta de explicación del fenómeno. La nota de Nielsen merece un vistazo: dice que ahora más del diez por ciento de la población mundial hizo por lo menos una compra en línea y que lo libros son los productos más comprados. En ciertos países de Europa, la mitad de los usuarios de Internet ya compraron libros en línea. Se trata de una tendencia de fondo cuya consecuencia se nota en las calles de las grandes ciudades: desaparición de librerías y cambio potente de la oferta de libros en las librerías que consiguen sobrevivir.
Lo de las tapas de los libros es más sorprendente. Puedo entender la necesidad de dar un rostro a los libros electrónicos. Pero en varios casos de acumulación de imágenes por aficionados a Flickr lo que se ve es un ejercicio de nostalgia por recuperar la tapa original de libros que nos emocionaron en el pasado o, en otros casos, se trata de un mero deseo de acumular buenas creaciones gráficas.
La pregunta es obvia ¿con una imagen se mejora la venta de un libro en línea? No tengo la respuesta, pero acabo de leer (en francés, pero basta mirar las imágenes para entender) un estudio sobre el movimiento del ojo frente a una página de resultados de Google. La mancha que va del amarillo al rojo corresponde a las partes más miradas en la página. Como siempre se nota que el ojo se ubica en la parte superior y a la izquierda de la pantalla. Pero vemos que la mera presencia de una pequeña imagen en la lista de los resultados modifica todo el comportamiento: el ojo se mueve hacia la derecha y busca en varios niveles de la pantalla en lugar de mantenerse en la parte superior.
En los últimos días de 2007 hice un post sobre un concurso para elegir la mejor tapa de libros en inglés. Se me escapó notar la fiebre simultánea por el lector por comprar un Kindle en Amazon como regalo de fin de año. Ahora Kindle queda fuera de alcance para casi todos los lectores (por ser vendido meramente en EE UU y por tener tanta demanda que no hay manera de satisfacerla). Pero la fiebre de las tapas sigue. Como escribe Marshall McLuhan «vamos hacia adelante mirando en el retrovisor». En este caso, caminamos hacia el libro electrónico mirando las tapas de los libros de papel y cartón.