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MALDITO PRINCIPITO

Por 6 de abril de 2006 Sin comentarios

Jean-François Fogel

Es lo único que faltaba a la pobre Francia. Tenemos huelgas, un presidente prejubilado que no puede mandar, un primer ministro rehén del ministro de interior que es también presidente del partido mayoritario, la economía es una tortuga que no sabe ni puede acelerar y ahora viene el Principito. Basta leer Le Figaro para entender lo que hoy se publica, se dice, se muestra: Francia celebra el sesenta aniversario de la publicación de El Principito de Antoine de Saint-Exupéry.

Como siempre en Francia hay algo callado: no es el sesenta aniversario de la publicación del cuento. El libro se publicó en Nueva York hace sesenta y tres años. Lo que celebra Francia es el desembarco de una criatura que no es lo mejor de la literatura francesa pero que sigue funcionando como producto de exportación.

No voy a esconder mi opinión: desde el capítulo dos todo va mal en el cuento; para mí, un cordero no se vincula con la idea de un dibujo. Mucho más con la idea de una carne asada. No puedo entender como Saint-Exupéry, que siempre fue tratado muy bien en Argentina, se equivocó tanto en la utilización de un cordero. Todo su libro es un error insoportable: finge escribir un cuento para los niños para entregar una verdad a los adultos. “Todas las personas mayores fueron primeros niños” dice Saint-Exupéry en su dedicatoria, pero al final, se hunde en un océano de boberías y de humanismo barato. En un país que posee una tradición del cuento filosófico desde el siglo XVIII, el Principito representa un proceso mayor de involución que hay que denunciar sin cansarse. Cada vez que veo una tienda de “Zadig & Voltaire”, la empresa francesa que vende ropa muy de moda, pienso que quizás Francia podrá reestablecer una jerarquía normal con Voltaire por encima de Saint-Exupéry. Pero, por el momento, hay que aguantar al Principito.

En el sitio oficial de Saint-Exupéry vemos hoy una muestra de lo kitsch del libro: un desfile de candelas frente a la cara del Principito para manifestar la magia de un aniversario insoportable. Vale la pena ver el sitio para entender lo que tenemos que aguantar en Francia: en todas partes hay vajillas, estatuas, papel de escribir, relojes, muñecas y no se qué más con la imagen del rubiecito con su bufanda. Por lo menos, estas baratijas ayudan a entender que no se trata de literatura, sólamente de una marca para promover productos de exportación. Ver en Internet el abanico completo de lo que se puede conseguir me puso de muy mala leche. Aún peor, descubrí un sitio canadiense con una versión mixta (en francés y en español) de la obra. ¡El Principito hablando castellano en Canadá! Qué desorden en nuestra planeta.

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Jean-François Fogel

Jean-François Fogel Periodista y ensayista francés, trabajó para la Agencia France-Presse, el diario Libération, el semanal Le Point y el mensual Le Magazine Littéraire. Ha vivido una parte de su vida en España donde empezó una segunda carrera como asesor para empresas de prensa. Fue asesor del director del diario Le Monde, desde 1994 a 2002, y sigue trabajando en la concepción y la remodelación continua del sitio Internet creado por el vespertino. Es maestro y presidente del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha publicado varios libros sobre literatura francesa y sobre América Latina, entre los que destaca  un ensayo sobre el periodismo digital, Una prensa sin Gutenberg (Punto de Lectura, 2007).

En 2010 se dedicó a renovar los seis sitios de los diarios del grupo francés SudOuest, donde continua siendo asesor de la estrategia digital. En los últimos años, se encargó de la creación de una plataforma de información digital para el grupo France Televisions, una de las tres más importantes de Francia. Asesora a varios medios en Europa y América Latina tanto en la concepción de sitios, como en la organización de la producción digital. Es director del Executive Master of Media Management, del Instituto de Estudios Políticos de Paris (Sciences Po).

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