Jean-François Fogel
Los datos parecen acertados. Hubo fracasos fuertes en la "rentrée littraire": famas no reconocidas, libros que no se venden. 15.000 ejemplares para Christine Angot, menos de 35.000 para Bernard-Henri Lvy y Michel Houellebecq. Al contrario, se confirma que Amélie Nothomb sigue siendo una máquina de vender libros, alcanzando los 200.000 cada año desde 1992, lo que es toda una hazaña.
La lista de las mejores ventas de ficción confirma una verdad internacional: la serie de los "millenium" de Stieg Larsson es una locomotora, como la novela (mala a mi juicio) de Muriel Barbery que aparece en todas las librerías del mundo entero. Al descubrir la pareja Levy/Houellebecq en la posición 20 de la lista de las mejores ventas de no-ficción uno puede entender lo que es el drama actual: los libros se venden mal en Francia.
La promoción tradicional con los premios literarios no funciona, dicen muchos dueños de librerías. No aparece el premio Renaudot, atribuido a Tierno Monnembo en la listas de los bestsellers. Y como es Atiq Rahimi el que se llevó el premio Goncourt, los franceses parecen confundidos con autores que vienen de ultramar para ganar los premios. Ni J.M.G Le Clezio con su premio Nobel arrasa tal como debería. La crisis, en las librerías, también, sí.