Jean-François Fogel
Cable de la agencia EFE: «Chávez inicia gira buscando una alianza de izquierda». En un texto neutral, com debe ser todo lo que entrega una agencia de noticias, se habla de «una gira en la que se reunirá con otros cinco gobernantes de la izquierda latinoamericana». Los cinco gobernantes de izquierda son los de Nicaragua, Brasil, Ecuador, Argentina y Bolivia.
¿Es Lula da Silva, presidente de Brasil, con su política financiera ortodoxa un hombre que pertenece a la misma izquierda que los líderes de Bolivia o de Venezuela? La pregunta no es mera retórica. Es la clave para entender la América Latina de hoy, un continente que combina un amplio abanico de discursos de izquierda y unos precios altísimos de las materias primas. Nunca las políticas sociales han sido tan fáciles de comprar: hay plata, la plata de las exportaciones. Esto explica, quizás, los resultados de los diez comicios del año 2006.
Empezando con la de Michelle Bachelet en Chile, que ganó en enero, hubo diez elecciones este año. Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Venezuela optaron o confirmaron su opción de izquierda. Perú, Colombia y México confirmaron una opción de derecha. Chile, Costa Rica y Brasil también optaron por la izquierda, pero una izquierda tan distinta de lo que tiene Bolivia y Venezuela que existe la tentación de buscar nuevos conceptos. El domingo pasado, en avión –gran lugar para leer- vi en el diario chileno La Tercera una clasificación entre carnívoros (radicales) y vegetarianos (moderados). Carnívoros: Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Venezuela. Vegetarianos: Chile, Perú, Costa Rica y Brasil. En aquella visión Colombia y México son «excentricidades» con un alimentación mixta. Pero el cambio de concepto permite, para un diario que no tiene gran amor por la izquierda, esbozar un resultado 4-6 en lugar del contundente 7–3, resultado final del partido izquierda contra derecha.
Después de una catástrofe (el sueño de comprar armas y de utilizarlas) la izquierda latinoamericana ofrece la mayor diversidad (con diferencias más que matices) de todas las izquierdas del mundo. La riqueza es fenomenal. Hasta tal punto que, conociendo la potencia de los mitos y la tentación de crear héroes en la tierra que inventó el caudillismo, creo necesario empezar a poner un poco de orden. Prescindir de la palabra izquierda e inventar nuevas descripciones. No sé si la dieta es lo más obvio: todos son un poco vegetarianos y carnívoros. En lugar de hacer clasificaciones, hay que empezar por una descripción y una valoración. Es lo que hace un excelente artículo (en inglés) de Open Democracy sobre Hugo Chávez. Es un largo texto dedicado a los mitos y las leyendas. No comparto todo lo que se dice pero me parece la mejor manera de preguntarnos algo obvio: ¿es Chávez lo mejor que ofrece la izquierda en America Latina?