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FRENTE A CHÁVEZ

Por 19 de marzo de 2007 Sin comentarios

Jean-François Fogel

“Hugo Chávez, una prueba para la política norteamericana” es un informe que tiene un solo defecto: su idioma. Su autor, Michael Shifter, lo escribió para la ONG “Inter-American Dialogue” de Washington y lo hizo para convencer a la comunidad del poder político y diplomático en la capital federal de EE UU. No podía utilizar otro idioma al momento de proponer una política alternativa a los gringos en su relación con Hugo Chávez, presidente de la república bolivariana y socialista de Venezuela. Entonces, hay que leer inglés para descubrir una excelente síntesis sobre Chávez, apoyada con informaciones y valoraciones de un montón de expertos. Vale la pena leer este trabajo.

Shifter es vice-presidente de “Inter-American Dialogue”  y sabe muy bien de qué habla al entregar la explicación principal del impacto de Chávez sobre la opinión en su país y a lo largo de América Latina: “el profundo malestar de la población con relación al orden político y económico” en la parte del mundo con el nivel más alto de desigualdad. La revolución de Chávez es una repuesta a esta situación que abarca muchos aspectos, es “una mezcla de populismo, nacionalismo, militarismo, y socialismo” que se ubica en un terreno muy favorable para la recepción de su mensaje.

Shifter recuerda cómo la oposición venezolana fracasó con varios métodos frente a Chávez: manifestaciones masivas (2001 y 2002), golpe militar (2002), huelga masiva de la industria petrolera (2002/2003), referéndum (2004), boicot de elecciones generales (2005) y por fin unidad alrededor de un candidato único durante la elección presidencial (2006). Chávez siempre ganó y ahora el presidente venezolano es una figura atrincherada en un poder  blindado por los cambios institucionales y la fuerte presencia de militares tanto en el poder político como en el poder económico.

Después de los combates de la oposición en contra de Chávez, viene el combate de EE UU predice Shifter. Todavía no hemos visto nada. Hasta ahora, las relaciones pasaron por cuatro etapas:

1. Una retórica hostil de Chávez desde su llegada al poder.

2. Un distanciamiento fuerte después del 11 de septiembre. Al comparar el despliegue militar norteamericano en Afganistán con el atentado de Al Qaeda en Nueva York, Chávez desafió a George W Bush. En seguida, el reconocimiento por EE UU del poder de los golpistas que intentaron derrocar a Chávez en abril de 2002 actuó al revés: Chávez lo percibió como un desafío de Bush.

3. De manera creciente fue imposible mantener una cooperación entre los dos países en áreas clásicas como la lucha contra el narcotráfico. Desde el referéndum de 2004, declaraciones hostiles de ambas partes es la música ambiental de una relación en camino hacia lo peor.

De verdad, entramos en una etapa mucho más difícil: el cálculo del monto de la indemnización cada vez que Chávez va a romper un enlace económico con EE. UU. Por el momento, Venezuela entrega 14 % de las importaciones de petróleo a EE UU, pero las primeras nacionalizaciones de empresas que afectan de manera directa las relaciones entre ambos países ya empezaron. El poder revolucionario indemnizó de manera razonable a Verazon y AES en el sector de las telecomunicaciones. Queda por ver lo que va a pasar con Chevron y Exxon, el 1 de mayo de este año, cuando el estado venezolano tome el control del 60 % de las operaciones sobre el petróleo en el Orinoco donde ambas empresas norteamericanas tienen el papel principal.

A lo largo, se perfila un divorcio. Dentro de cinco años, Chávez quiere entregar la cuarta parte de su petróleo a las exportaciones hacia China. Es un intento de trueque: menos comercio con EE UU para tener más “socialismo del siglo XXI” y promoción de una agenda anti-Estados Unidos en América Latina y, posiblemente, en el resto del mundo.  Shifter recuerda la enorme actividad de Chávez: ofrecer el “ALBA” como alternativa al “FTAA” de EE UU; irse de la Comunidad Andina para apartarse de Perú y Colombia que formaron acuerdos de libre comercio con Washington; politizar al Mercosur; relacionarse con Irán; acercarse a Rusia y varias repúblicas de la ex unión soviética; conseguir un liderazgo en la Organización de los países exportadores de Petróleo. En ocho años de poder, Chávez ha viajado ya más de un año afuera de su país para construir su política anti-Washington. Por el momento tiene pocos éxitos. Ni siquiera alcanzó un sitio en el consejo de seguridad el año pasado, pero su dedicación supone para EE UU la invención de una política. Shifter propone una política en diez puntos y de cierta manera es una honda reflexión sobre el papel miserable del país de Bush en su relación son sus vecinos del Sur.

Lo que hay que hacer según Shifter:

1. Hablar y actuar con Chávez en serio: cada vez que EE UU pretende ignorar al líder venezolano, que tiene recursos e influencia, es un problema para toda América Latina.

2. Utilizar meramente recursos democráticos: el apoyo de Washington (con palabras) a los golpistas del 2002 fue un empuje para Chávez en su camino hacia el liderazgo del continente.

3. Renunciar al sueño loco de crear un “frente unido” de países en contra de Chávez: ya pasó la época de la Guerra Fría.

4. Denunciar las violaciones de normas democráticas en Venezuela a través de organizaciones internacionales: nada peor que un comunicado de la Casa Blanca.

5. Incrementar los recursos dedicados a una agenda positiva en América Latina: en lugar de hablar de acuerdos bilaterales, arreglar asuntos de migraciones o de inversiones en infraestructuras, privilegiando a países confiables como Brasil, Chile, Colombia o Perú.

6. Eludir las respuestas directas a declaraciones de Chávez: el líder venezolano se dañó al insultar a Bush en un discurso en Naciones Unidas; no habría sido así con una repuesta de Bush.

7. Apoyar meramente organizaciones civiles u ONG y mantenerse aparte de grupos con una voluntad política directa de intervenir en Venezuela.

8. Establecer un censo de los recursos disponibles (ayudas, cooperación, etc.) para tener la posibilidad de expresarse de manera discreta y eficiente frente a Caracas. Un buen ejemplo: la prohibición a gobiernos extranjeros de vender a Venezuela piezas de repuestas norteamericanas para equipamientos militares: poca publicidad, verdadera molestia para Chávez…

9. Prepararse para lo peor reduciendo la dependencia de EE UU a las importaciones de petróleo desde EE UU.

10. Crear canales de comunicación a nivel personal con responsables venezolanos para compensar a nivel humano lo que se pierde a nivel de instituciones.

¿Dicho, hecho? Con Bush, lo dudo…

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Jean-François Fogel

Jean-François Fogel Periodista y ensayista francés, trabajó para la Agencia France-Presse, el diario Libération, el semanal Le Point y el mensual Le Magazine Littéraire. Ha vivido una parte de su vida en España donde empezó una segunda carrera como asesor para empresas de prensa. Fue asesor del director del diario Le Monde, desde 1994 a 2002, y sigue trabajando en la concepción y la remodelación continua del sitio Internet creado por el vespertino. Es maestro y presidente del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha publicado varios libros sobre literatura francesa y sobre América Latina, entre los que destaca  un ensayo sobre el periodismo digital, Una prensa sin Gutenberg (Punto de Lectura, 2007).

En 2010 se dedicó a renovar los seis sitios de los diarios del grupo francés SudOuest, donde continua siendo asesor de la estrategia digital. En los últimos años, se encargó de la creación de una plataforma de información digital para el grupo France Televisions, una de las tres más importantes de Francia. Asesora a varios medios en Europa y América Latina tanto en la concepción de sitios, como en la organización de la producción digital. Es director del Executive Master of Media Management, del Instituto de Estudios Políticos de Paris (Sciences Po).

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