Jean-François Fogel
Encuentro en el blog de Arcadi Espada un enlace hacia un sitio extremeño. En este sitio hay un texto de Antonio Tinoco. ¿Quién es Antonio Tinoco? El autor de un testimonio sobre su lectura de la novela Cien años de soledad. Su testimonio se publicó hace una década en la revista Gazetilla de la Unión de bibliófilos extremeños y supongo que “muchos años después” fue recopilado para su publicación en el sitio. Claro que sin leer a Arcadi Espada es imposible descubrir el texto de Antonio Tinoco. Para mí, habría sido una lástima, su manera subjetiva de hablar de literatura es la única que vale.
En realidad no escribe sobre Cien años de soledad sino sobre la primera frase: "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo". Lo que fascina al autor del texto es la utilización del infinitivo de la palabra “conocer”. “Nunca había leído nada igual, escribe Antonio Tinoco. Nunca se me podía haber ocurrido pensar que era posible escribir nada igual.”
La verdad es que me ocurrió lo mismo. Para mí aquella primera frase es uno de los monumentos mágicos de la literatura, como el “Longtemps, je me suis couché de bonne heure” de Proust o el “Call me Ishmael” de Melville. Pero no me parece deslumbrante el infinitivo “conocer”. Lo que me parece más bien fenomenal es la manera de despistar al lector en una sola frase. Basta leer esta frase para saber que uno está perdido en el tiempo.
Me explico. Hay tres referencias al tiempo:
1. “Muchos años después”: el relato empieza situándose después de un evento desconocido. Vamos hacia el presente.
2. “Recordar aquella tarde remota”: se trata de un momento en el pasado. Vamos hacia atrás.
3. “Frente al pelotón de fusilamiento”: la conciencia humana que cuenta el narrador es la de una persona ya muerta. Fue fusilada.
Había algo flojo, poéticamente flojo en la manera de no definir el momento en que ocurrieron los hechos contados. Muchos años después, leí las teorías sobre la meta-ficción y fue capaz de encontrar la frase clave de la novela; la dice Úrsula: “el tiempo no pasa, sino que da vueltas en redondo”. Pero me acuerdo, tal como Antonio Tinoco, del momento insuperable de confusión y de delicia: acababa de encontrar a un autor capaz de llevarme a conocer un relato fuera del tiempo.