Jean-François Fogel
Me demoré en enterarme del último discurso de Fidel Castro frente a su parlamentito que se reúne unos días al año bajo el nombre de Asamblea Nacional del Poder Popular. Claro que demorarse es una figura retórica. En una isla donde el tiempo se detiene en un éxtasis revolucionario nunca pasa nada, cada día es más de la misma historia. Esta vez el nuevo capítulo se titula: Anuncio por el Comandante en jefe de la instalación en cada camión y tractor estatal de la isla de un localizador de Sistema de Posicionamiento Global (GPS, en inglés). En su obsesión por controlar la sociedad civil y promover una supuesta igualdad, el poder cubano seguirá a través de un satélite el recorrido de cada chófer.
Se trata de ahorrar gasolina, pero de verdad es otra dimensión en la lucha entre vida privada y vigilancia estatal, el combate cubano de cada día. Ya podemos adivinar la reacción machista que va a provocar una tecnología que obliga a seguir el camino profesional “¿Y cómo hago, yo, pa’ planchar a mi querida si no tengo transporte pa’ su casa?”
En realidad, el único comentario que corresponde a tal proyecto es escuchar con suma nostalgia El carretero, la famosa guajira de Guillermo Portabales: “Me voy al trasbordador a descargar la carreta, para llegar a la meta…” Su Cuba, donde el transporte funcionaba, es, lo dice la canción, un “paraíso” donde cada persona asume sus tareas. “Yo trabajo sin reposo” dice el carretero de Portabales. Desde entonces habrá más vigilancia para el carretero con GPS. “Me voy al trasbordador a descargar el camión, para cumplir con las orientaciones…”