Jean-François Fogel
Existe en el sitio del Opus Dei una página dedicada al Código Da Vinci. Visitarla es necesario si uno cree en la crítica literaria, aun más si uno se complace en el espectáculo de una institución religiosa que se dedica por esencia a cuidar una fe, que pelea contra una novela, una obra que propone una historia simulada. Es el combate titánico de la creencia contra la imaginación en un medio virtual. ¡Dios mío!
Lo que más impresiona es lo pesado en la rectificación del orden religioso. Si hablamos de la posibilidad de las segundas nupcias de José, por ejemplo, (lo que corresponde a la pregunta espantosa, cercana a la idea del divorcio, ¿Estuvo casado San José por segunda vez?) la respuesta del Opus viene de manera floja, citando al final la traducción al español de un libro de monseñor Danielou, cardenal francés famoso por su muerte en un éxtasis no religioso sino más bien con una profesional del amor carnal. A la pregunta básica ¿Estaba Jesús soltero, casado o viudo? se contesta con el apoyo de un libro catalán y de un libro alemán que provocan más espanto que confirmación. Cuando hablamos del estado civil del hombre en que se basa el negocio de la Iglesia, no hay un documento oficial promulgado en Roma que exprese de manera clara lo que son los hechos según los responsables del catolicismo romano. ¿Dónde está la doctrina?
Como agnóstico no me corresponde valorar el trabajo de profesionales de la religión, pero como lector me parece espantoso denunciar una novela sin valorarla. O por lo menos hacer una valoración de sus cualidades. En el caso de la obra de Dan Brown –con su pésima escritura y su utilización triste de las viejas recetas del thriller– habría sido muy útil explicar que cuando un autor tiene al hijo de Dios como recurso puede hacer más, mucho más que la novela que sigue presente en las listas de los libros más vendidos. Al no comportarse como debía; es decir, al no dar a una novela el tratamiento que merece una novela, el Opus se pone al mismo nivel que Dan Brown. Cada bando tiene su versión y, por el momento, es la de Brown la que más se difunde.
Una gran novela es una que provoca la creencia de sus lectores en la historia contada. La única manera de destrozar la historia es debilitar a la novela, poner al desnudo sus fallos y sus límites El Opus hace todo lo contrario. Actúa como si, en el momento de denunciar la promoción del adulterio en El amante de Lady Chatterley se decida a la denuncia de los errores del autor en la descripción de las técnicas utilizadas en las granjas inglesas para el cultivo del grano. Como siempre, la mala crítica literaria provoca las críticas al crítico. Tengo dos críticas. La primera tiene que ver con la tecnología; es decir: es una historia de código, sí como no. Me explico: el Opus plantea todas sus preguntas en una página que utiliza el código HTML, y cada respuesta viene en PDF. Esto quiere decir que uno puede seleccionar, copiar y pegar parte o todo el texto de las preguntas, pero que cada respuesta es intocable. Se toma todo o nada, lo que es, claro, una actitud cerrada, contraria a la dimensión abierta de la red. Esto alimenta sospechas: el Opus ve cada respuesta como un monolito.
La segunda crítica tiene que ver con los muy malos argumentos del Opus cuando se refiere a la literatura. Hace poco, con la publicación en Estados Unidos del texto del Evangelio de Judas, escrito en el siglo uno y recopilado en un códice del siglo tres, hemos visto lo que puede la crítica literaria. Por ejemplo, en el texto que publicó Adam Gopnik en The New Yorker. Después de citar los argumentos a favor y en contra de la veracidad de lo que dice aquel evangelio rechazado por la Iglesia, Gopnik va al grano y dice que los evangelios de la Biblia nos entregan un Jesucristo que «nos convence más como personaje». De esto se trata: del texto y de la manera en que se recibe. Los editores de la Biblia superan, pero por muchísimo, tanto a Dan Brown como al Opus. «Dame la vieja religión» dice Gopnik en la conclusión de su artículo. Es lo que no supo hacer el Opus, decir dame la Biblia, la novela épica que supera al pobre thriller de Dan Brown. Lo siento, pero se me ocurre una pregunta: ¿Le falta la fe en la Biblia al Opus para utilizar sus códigos HTML y PDF frente al Código Da Vinci?