Jean-François Fogel
Después de leer en francés Los minutos negros (Mondadori) del novelista mexicano Martín Solares, me encuentro con la reseña de esta novela en Letras Libres. Se habla de una novela policiaca entretenida pero con un obvio defecto: referencias extra literarias.
¿Por qué -pregunta la reseña- la mención interminable de marcas comerciales, de nombres ridículos en su mayoría, de los años 70? ¿Para que alguien diga ¡ay, qué jocoso!? ¿Qué gana el libro con la aparición como personaje del novelista B. Traven? ¿O de Alfred Hitchcock? ¿O del criminalista mexicano Alfonso Quiróz Cuarón? Nada gana y algo pierde, sobre todo porque no parecen cumplir más función en la trama que la de servir como decorado retro. ¿Por qué no recurrir también a Santa Claus o al Pititos Torres, a quien el resto del elenco se podrá pasar 720 cuartillas albureando?
No comparto esta crítica. Hay una escuela de la novela policíaca culta y que se dedica a construir un entorno cultural. Para citar a dos autores, el catalán Manuel Vásquez Montalbán y el brasileño Rubem Fonseca. Creo, al contrario, que por recibir una carga tremenda de historias policíacas (en televisión, en libros) el arte del autor en este género tiene mucho que ver con la manera de construir un contexto que no es de los personajes sino del proprio autor. No puedo imaginar a Rubem Fonseca sin Isaac Babel ya ahora los buenos minutos de lectura de Solares sin el misterioso B. Traven que tanto hizo para promover a la Sierra Madre.