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Volver a Absalón

Por 17 de septiembre de 2008 Sin comentarios

Javier Rioyo

Me encontré a un amigo en la calle, estaba terminando la última novela de Paul Auster, Un hombre en la oscuridad. Por hacerme el simpático, uno tiene esos defectos, le dije "¡Hombre!, leyendo a Auster, como todo el mundo". No me entendió -tampoco somos exactamente amigos, ni tampoco los amigos me entienden, ni yo les entiendo, muchas veces, ¡por eso somos amigos!- y creyó que criticaba su previsible lectura. /upload/fotos/blogs_entradas/absaln_absaln_med.jpgMe gusta Auster, y me gusta mucho este último Auster. Casi se disculpó y me preguntó, "¿y tú qué estás leyendo". Estoy leyendo Absalón, Absalón. "Ah bueno, yo lo leí hace casi 30 años. Y me marcó. No creo que pueda volver a ese libro". Yo también presumí de mi lectura de "Absalón" cuando tuve poco más de 20 años. Tuve la rareza de engancharme a Faulkner. A su mejor novela, que sigue siendo "Absalón" y a las otras obras maestras, dolientes, complicadas, fáciles, pequeñas y grandes que es toda su obra. Yo fui lector, con perdón, de Faulkner. Lo sigo siendo, me sigue sorprendiendo y sigo pensando que cada vez que lo leo es diferente. Quizá sea yo el distinto, el diferente.

Ahora en esta nueva traducción de Miguel Martínez- Lage, esta nueva manera de acercarse a Faulkner, después de tener presentes los regresos al escritor, las vueltas a sus regiones que hicieron algunos de los nuestros: Benet, Onetti, Marías, Manuel de Lope o Muñoz Molina, dice su traductor que la melodía Faulkner se interpreta mucho mejor.

Es posible que esté fuera del mercado, pero está en lo más verdadero de la literatura.

Nadie dijo que fuera fácil. Nuestro empeño por comprender, por comprendernos, es tan complejo y enredado como un relato de Faulkner.

El pasado y el presente, lo bíblico y lo irónico, el mundo, la vida, los rencores, el orgullo, la envidia y muchas copas. Lo escribió en Hollywood, rodeado de deudas, trabajando para Howard Hawks, soportando sus desgracias, escribiendo sin parar y bebiendo de la misma manera. Consiguió hacer una novela intemporal, una historia de Yoknapatawpha donde todos podemos encontrarnos. Y perdernos. Gracias a los de "la otra orilla", a los de Norma, porque han permitido que vuelva a esta región donde la literatura y la vida se cruzan. Me confunden y me emocionan.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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