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Un poeta que no estuvo en su funeral

Por 23 de noviembre de 2007 Sin comentarios

Javier Rioyo

No le gustaban los funerales y no quiso estar en el suyo. No quiso, pero estuvo a su pesar. No quise verlo. No quise mirarlo, no miro a los muertos. Pero lo recordaba muy bien. Me impresionaba, desde pequeño y nunca dejó de hacerlo. Ni mucho menos cuando lo conocí, cuando algunas veces pude estar con él, cerca de él. Fernando Fernán Gómez ha sido parte de nuestras vidas. Una de las mejores partes. En el cine, en el teatro, en sus escritos, sus biografías, sus charlas y sus poemas. Sí, sus poemas. Fue un poeta roñoso, temeroso, controlado, pero fue un poeta. Le gustaba ser poeta. Se puso muy contento cuando publicó en una de las mejores colecciones poéticas de nuestra lengua. Hace años publicó en Visor una selección de su obra poética.

Ayer, después de cabrearme con la noticia, después de buscar sus recuerdos en mi memoria y después de volver a algunas páginas de sus emocionantes, libres, tragicómicas y divertidas memorias, El tiempo amarillo, volví a sus poemas reunidos. El canto es vuelo los llamó. Y no es mal lugar para acudir y conocer más a este tipo tan grande que ya no nos podrá impresionar más. No podrá hacerlo en directo. Lo seguirá haciendo con su cine, sus escritos, sus charlas grabadas, sus palabras y sus poemas. Algunos me hacen reír con sonrisa cómplice, otros me emocionan.

Ayer, la tarde de una noche en que un poeta recibirá en premio Loewe, el mejor pagado de los nuestros, la misma tarde en que se presenta la poesía completa de Pedro Salinas, yo vuelvo a leer este poema de Fernando Fernán Gómez:

 

"VERGÜENZA

Qué vergüenza, hermanos míos,

este dolor.

Este dolor tan vulgar,

pequeño,

cotidiano.

He crecido en un tiempo de dolores.

Duele y dolía la injusticia.

Duele y dolía el hambre.

Duele y dolía la guerra.

Cuando niño, a cada instante

estallaban huelgas

y alborotos con sangre.

He oído los disparos.

He visto llorar a las mujeres de los obreros.

He visto luego los paseos.

Más luego aún, las represalias.

Y el mundo entero estalló

y se partieron muchos hombres en miles de pedazos.

Pero, gracias a Dios, poquito a poco,

volvieron a construirse las injusticias.

Y algo sangriento pasa

y algo horrible no deja de pasar.

Y os pasa a vosotros hermanos.

Hombres de genio calculan,

místicos sufren,

valientes siguen ofreciendo su carne para los destrozos.

Y yo, aquí,

pobre, cobarde, ridículo,

insensible a tanto dolor,

cornudo caracol diminuto y encerrado,

creo que mi alma es nueva,

porque os olvido

y me duele sólo mi dolor.

Qué vergüenza, hermanos.

Aprovecho una pausa en mi llanto

para pediros perdón."

 

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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