Skip to main content
Blogs de autor

solitarios, viajeros y bebedores

Por 11 de mayo de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Javier Rioyo

 

 

 

Nos habíamos escapado a Ciudad Real en compañía del poeta José Manuel Caballero Bonald, último testigo de la generación del saber beber. Fueron divertidos, cultos, noctámbulos, comprometidos y conjurados en espantar asperezas. Se salvaron con la ayuda de sus poemas y sus noches de vino tinto.  Rebeldes seguidores de Byron, de su consigna "Tengamos vino, mujeres, risa y alegría… pues ya vendrán el sifón y las homilías". La salvación estaba en huir de predicadores, de abstemios y otros aciagos demiurgos. El  Dios oficial podría ser un buen fumador de Habanos pero no soportaba el vino. Baco era un proscrito superviviente en las tabernas del exilio. Las barras eran refugio de obreros y de poetas. Faltaban muchos años de navegación, de naufragios, para descubrir un plácido puerto dónde la bebida es la manzanilla de Sanlúcar. Bálsamo de Fierabrás para Caballero. Vino que ni se sube, ni produce resaca ni da positivo en el control de alcoholemia. Verdad poética de este reivindicador del prestigio de la duda. Poeta que sigue hablando desde sus insurgencias para llegar al corazón de ciudadanos que celebran la vida.

Una vida al margen de los mentecatos. De esos "que beben a buchitos su triste taza de preservación, detestan las amenas erratas de la vida, practican tenebrosas religiones…y hablan, hablan, hablan a todas horas de esa historia que desde siempre ocurre intramuros de la banalidad". Tuvimos suerte con los casuales encuentros en el AVE. Viajábamos en un tren lleno de buena gente, amantes del vino y frecuentadores de las tabernas. La noche siguió ardiendo en una de las últimas tabernas fantásticas, ilustradas y madrileñas, "Asturianos". Refugio de gozadores, escondite de solitarios, ¿verdad, querido Manu Leguineche?

Querida tropa  que viaja, bebe y trasnocha. No confundir con las huestes que otro día, en  otro tren, tuvimos  la mala fortuna de tropezarnos en compañía de José María Calleja. Parecían una de esas partidas de rancios patriotas que, repitiendo las arengas escuchadas en sus púlpitos mediáticos, nos echaban la culpa de Paracuellos, de la crisis, de la desaparición de los cines, de la liviandad de las chicas en primavera, "de amordazar a Rouco" o de leer "El País". Pecados que, si ellos tuvieran el poder, nos harían ser carne de presos en su reverenciado Valle de los Caídos. Calleja, por la senda de Sueiro, ha vuelto a esos muros Yo mantengo mis pasados temblores, lejanos recuerdos de banderas al viento, de correajes e himnos que no conseguimos olvidar. Los insultadores patrioteros  tuvieron la osadía de reprocharnos no saber beber. Ser incapaces de parecernos a su héroe, casi un mártir, el general "juntacadáveres" del Yakolev. Me dio la risa. Una risa cómo la del admirado Juan Muñoz, que supo vivir y morir riendo. Navegar es preciso. Estar viajando, estar solos. Reír y beber en compañía.

[ADELANTO EN PDF]

profile avatar

Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

Close Menu