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Si te dicen que caí

Por 9 de diciembre de 2008 Sin comentarios

Javier Rioyo

Siguen los pistoleros. Hace tiempo que no llevan uniforme franquista, ni camisa azul, ni signos fascistas históricos, son perversa suma de lo peor de todo aquello. Restos de una negra camada, panda fanatizada dispuesta a seguir gritando: "¡Viva la muerte!". Los asesinos etarras siempre han estado más cerca de aquellos esperpénticos, falsos patriotas del "¡Muera la inteligencia!" que de los ciudadanos que votan, dudan, trabajan, están en paro o van al teatro.

Ridruejo pasó más de media vida rectificando los errores de sus años hímnicos, falangistas, fascistas y franquistas.

Veníamos de ver en A Coruña la extravagancia de una estatua dedicada a Millán Astray. Anacrónica, fea y estúpida manera de recordar, a la fuerza, a uno de los peores personajes de nuestra historia. Chulo, exaltado, matón, vividor, casado con beata, amigo de folclóricas, simpático, manco, tuerto y tabernario. Hiperrealista modelo de una patria que se impuso por la fuerza. Y hemos visto, en el teatro Valle Inclán -otro gallego y manco, pero en las antípodas de Millán Astray- una obra en la que el protagonista es aquel general que presumía de ser novio de la muerte. El actor, Adolfo Fernández, habla, ríe, bebe y canta los himnos que acompañaron la vida del general mutilado. Algunos jóvenes se reían, seguramente pensaban que aquellos gritos, aquellas letras chulescas o líricas, eran una exageración teatral. Es teatro y fue verdad.

Y verdad fue, aunque no creo que tenga muchas estatuas, espero que sí algunas democráticas calles, la vida de un compañero de primeros viajes, patrióticamente exaltados, la interesante vida de Dionisio Ridruejo. /upload/fotos/blogs_entradas/lavidarescatada_med.jpgCoincidieron en los años más crueles del franquismo, uno nunca se arrepintió, el otro, Ridruejo, pasó más de media vida rectificando los errores de sus años hímnicos, falangistas, fascistas y franquistas.

Ahora que celebramos aniversario constitucional es buen momento para acercarse a la doble vida –La vida rescatada como titula su biógrafo, Jordi Gracia- del más lírico de los falangistas de primera hora. Tiempos de puños y pistolas, de asesinos y poetas. Tiempos que Juan Marsé hizo novela, que tituló con unos versos que podrían haber sido escritos por Ridruejo -escribió otros del Cara al Sol– y que sirvieron para que el demócrata, el fascista arrepentido, se encontrara con una novela que para él fue un doloroso regalo. De los que hacen crecer. En ese texto de Ridruejo, que fue prólogo de la primera edición española, dice que Marsé le pareció el "hombre menos afectado del mundo". Volver a Marsé. Huir de los miserables. Mejorar leyendo lo que escribió ese premiado que huyó del "estrépito de himnos idiotas y banderas depravadas". Leer al "ceñudo, maldiciente, de pupila desarmada y descreída, escépticos los hombros, nariz garbancera y un relámpago negro en el corazón y en la memoria". No lo olvidaremos.

Artículo publicado en: El País, 7 de diciembre de 2008.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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