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REVISTA DE BARES ( 1)

Por 27 de diciembre de 2006 Sin comentarios

Javier Rioyo

Encontré el texto de Gil de Biedma de los bares, su  “Revista de bares” o apuntes para una prehistoria de la difunta “gauche divine”. Está en ese excepcional libro de ensayos que hace tiempo no leía. Vuelvo a él y encuentro muchas posibilidades de elucubrar en estos días de vacaciones. Me lo llevo en mi equipaje de libros para combatir las vacaciones. Se trata de una revista de los bares que en la Barcelona de los sesenta merecían ser consignados como sitios para beber con un poco de detenimiento. Habla del Store Club, un lugar muy de teenagers, chicos y chicas de la burguesía afrancesada barcelonesa. Sigue con otro bar, por un puro bar, clásico, tranquilo y con toques informales: el Flamingo. Y la lista continúa por la Plaza Real, por Blue Note, el escondido El pirata, en una calleja de Mayor de Gracia. O el muy preferido Whisky Club, un lugar importante en su cultura urbana. Un lugar donde apetece imaginarse. Reflexiona Jaime Gil, “la civilización es una lucha por crear un ambiente”.

También habla de uno de Madrid, de uno que conocimos aunque no frecuentamos, el Jimmy’s. Está en pleno barrio chino, en plena calle de la Ballesta, y fue el primer bar español que pudo ser llamado de “whisky a gogó”. A finales de los cincuenta a Jaime Gil y a Ángel González les pareció lo más moderno. Un Madrid oculto que se ponía de pie en sus barras de bares. Un bar que inauguraron el Marqués de Villaverde y Luis Miguel Dominguín. Al piano del bar estaba un joven músico llamado Manuel Alejandro. Años después, gracias a Julio Iglesias y a otros, sería uno de los pocos multimillonarios de nuestra música. Le gustó el Jimmy’s a Jaime, allí podía beber y ligar. También ligaba y bebía, cada uno a lo suyo, su amigo y compañero de poesía Ángel González.

No tengo ni idea de qué bares de Barcelona, de los que cita Jaime Gil, quedan abiertos y conservando eso tan apreciable que es un “ambiente”. Pero sí que hay que dar por perdidos los de Madrid. Para encontrar con Ángel González un bar de aquellos que les complacían hay que inventarlo. Mejor cambiar de bares.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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