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Prometo ser bueno

Por 25 de enero de 2010 Sin comentarios

Javier Rioyo

 

La correspondencia de Rimbaud es tan sorprendente como lo fueron sus poemas, sus iluminaciones, su manera de contarnos una temporada en el infierno. Su obra, su vida me admira desde la adolescencia. Me gusta coincidir con él en algo que nos unirá de por vida. Nacimos el mismo día. No importa que casi cien años nos separaran. Me gusta ese poeta poderoso y ese ser fuerte en sus debilidades.

Nunca me escaparía con ningún Verlaine, pero sí podría fugarme con una de esas mujeres africanas con las que entretuvo sus años de negociante en Abisinia. Quince años africanos con historias emocionantes, duras, excesivas como excesiva fue casi toda su vida. Vida contada en fragmentos. Apuntes del natural. Necesidades básicas contadas por un joven que creció pronto y que no dejó de ser un joven al que atacaban las canas. Al que la sífilis ganó la batalla. De repente, el aventurero, el hijo de su mamá, el cariñoso hermano, no solo necesita de la familia, sino que necesita una mujer, una esposa y la quiere blanca.

Todo el diario tiene el interés de acercarnos al pulso vital de un escritor que nos conmociona, de una vida que nos sorprende. De una muerte que nos dan deseos de rebelarnos. Emociona la carta de su hermana Isabelle a su madre, una de esas cartas dónde se cuentan los últimos momentos de este ser luminoso. Está sufriendo, llora, no quiere morir, se queja: "Yo me iré bajo tierra mientras tú marcharás hacia el sol"

Un poco antes, un año antes, todavía pensaba en hacer otra vida. En buscar una compañera para seguir viviendo en ese duro lugar del mundo. Reproduzco parte de una carta a su madre desde Harar, del diez de Noviembre de 1890.

"Mi querida mamá:

…Cuando hablaba de casarme, me refería a que quería continuar siendo libre para poder viajar, para vivir en el extranjero e incluso continuar viviendo en África. Estoy tan desacostumbrado al clima de Europa que difícilmente podría adaptarme…Si contar con algo que me resulta imposible: la vida sedentaria.

Tendría que encontrar alguien que me siguiera en mis peregrinaciones.

Respecto a mi capital, lo llevo conmigo, puedo disponer de él como quiera.

…Trabajo también por mi cuenta,  solo, además de ser libre para liquidar mis asuntos cuando me convenga.

Envío a la costa caravanas con productos de este país: oro, perfume, marfil, café…Nadie puede decir nada malo sobre mí en Aden, al contrario. Después de diez años todo el mundo me conoce bien.

¡Aviso para los amateurs!

Respecto a Harar no hay ningún cónsul, ningún correo, ninguna ruta: se llega en camello y se vive únicamente entre negros. Pero bueno, uno es libre y el clima es bueno.

Esta es la situación.

Hasta pronto:     

 

   Rimbaud"

No tardaría en encontrarse mal. No encontró la deseada compañera. Murió habiendo conocido unos cuantos paraísos y algunos infiernos. No quiso morir. No quiso ser malo. Prometió ser bueno. Consiguió ser un buen traficante de armas. Nunca dejó de ser un buen chico.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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