Javier Rioyo
Un desconocido para nosotros. Un desconocido para la mayoría. El último Premio Alfaguara es un escritor casi secreto para los lectores españoles. No porque no hubiera publicado, escrito, incluso editado, pero de sus obras nada sabíamos los lectores de este lado del "Territorio de la Mancha", creo que tampoco mucho los de otros lados… y sin embargo, Antonio Orlando Rodríguez, que así se llama el premiado, se ha pasado la vida escribiendo y publicando.¿Alguien dijo que fuera fácil? Si alguien lo dijo mintió.
Me gusta el premio porque además de premiar a algunos destacados, conocidos y sólidos escritores, más de una vez se atrevió -y lo sigue haciendo- con escritores que les costaba pasar de las minorías, no inmensas.
A partir de este premio crecieron y ampliaron sus lectores algunos que hoy nos acompañan en este lugar de intercambios culturales de las dos orillas -¡o de más orillas, hoy me han dado la alegría desde un lugar de Japón!- como Clara Sánchez, Xavier Velasco o el viajero Roncagliolo.
Me ha interesado el asunto literario de la novela ganadora: Chiquita. Me interesa ese personaje que fue real pasado por la ficción. Una mujer que podría haber sido una habitante del circo de Tod Browning en Freaks, pero no, ésta mujer enana y cubana, triunfó en el mundo del circo. Triunfó en los Estados Unidos de los principios del siglo XX. Quiero leer esa historia de una mujer que supo salir de su condición de monstruo de feria. Una mujer enana de armas tomar. Cuando escuchaba a su autor describir a su personaje, otra enana de nuestra literatura., una enana madrileña que me impresionó en la mejor novela de José Luis Sampedro, Octubre, octubre. En lo monstruoso, en lo deforme, en lo diferente hay un mundo que nos inquieta, nos fascina y quizá también nos atrae. Esos seres de la isla del Doctor Moreau, el monstruo de Mary Shelley, el hombre elefante, el jorobado… lista mucho más larga si buscamos las deformidades en el arte. Un excelente libro publicó Anagrama hace pocos meses. Lo buscaré, lo leeré.
Y esperando la novela de un escritor cubano que, como tantos de los suyos, vive fuera de su isla, que gracias a un premio dejará de ser anónimo para nosotros. Un disidente que sentimos cerca. Un escritor que nació en un lugar tan hermoso como Ciego de Ávila. Un nombre que es toda una metáfora de las carencias. Otro hermoso lugar de esa isla secuestrada. Un lugar en el que espero que pronto también se pueda leer la novela de éste cubano exiliado y ganador de uno de los premio de más prestigio en nuestra lengua.