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O'Hara y otra modesta proposición

Por 9 de agosto de 2011 Sin comentarios

Javier Rioyo

 

 

A Nueva  York la han cantado muy bien. Puede estar orgullosa de sus cuentistas. Y no se puede quejar de aquellos que han entrado en sus interiores. Está contada esquina a esquina. Novelada, biografiada, filmada, inventada y mil veces reinventada. Cada año se muere un poco para renacer con otra cara, otro cuerpo. La nostalgia nunca fue lo que quiso ser. Solo nos vale para la melancolía, que no es poco pero no es demasiado.

Cineastas, narradores y poetas. Muchos poetas. De todas clases, nacionalidades, lenguas y miradas. Lorca aparte, en el pasado siglo- el siglo de Nueva York- tuvo la suerte de seducir a unos cuantos poetas. Entre los "clásicos" no pueden faltar John Ashbery ni, desde luego Frank O’Hara.

Llevo días con O’Hara paseando por Nueva York. Sobre todo a la hora de comer. Buena hora para bocadillos líricos. A O’Hara le gustaba salir a esa hora en que los obreros descansan y se comen grasientos bocadillos con Coca Cola. Tampoco dejaba de salir a la hora en que Miles Davis entraba golpeado al Birdland ni a esa hora de la tarde en que los muchachos se tocaban en las dobles sesiones de los viejos cines. A O’Hara le gustaba recorrer su ciudad. Y otras ciudades, otros pueblos. Por España estuvo en los años de ladillas y franquistas, en Madrid encontró compañía y tornillos como amuletos.

Pero de sus "poemas a la hora de comer" me van a permitir uno muy reflexivo, un pequeño poema que está pensado especialmente para tantos jóvenes que tienen fe. Y que además de fe tienen hambre y necesidad de comer. Y el que come no tiene porqué callar. ¿Dónde defecarán el millón de almas cándidas, con sus cuerpos parecidos a los de cualquier pagano, que inundarán Madrid en las jornadas de Papa y muy señor suyo?

 

"¿No sería divertido

 que El Dedo hubiese dispuesto

que cagáramos sólo una vez por semana?

 

durante toda la semana engordaríamos

y engordaríamos y el domingo por la mañana

cuando todo el mundo está en la iglesia

                                                          ¡ploop!

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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